¿Consumir más productos nos hace mejores? ¿La forma en que practicamos el capitalismo fomenta valores como la solidaridad, el bienestar social, la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente? 

Descárgate aquí nuestra guía gratuita sobre trucos para llevar una vida  eco-friendly, llena de consejos para adoptar hábitos saludables y sostenibles.

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¿De dónde viene la sociedad consumista?

Lo que entendemos como sociedad consumista es el resultado de dos grandes hechos que tuvieron lugar durante los siglos XIX y XX, respectivamente: la Revolución Industrial y las políticas y leyes aprobadas a partir de la Gran Depresión de 1929, que tuvo como epicentro a los Estados Unidos.

Aunque las bases teóricas del capitalismo vienen de más atrás, estos dos hechos son los que impulsaron el modelo económico basado en el consumo de bienes y servicios al que pertenecemos actualmente.

Este modelo ha ido de la mano de los numerosos avances tecnológicos surgidos desde entonces, los cuales nos han permitido avanzar en muchos aspectos de nuestra vida y han provocado niveles de bienestar nunca alcanzados.

Sin embargo, hemos podido observar que los excesos de este modelo se han convertido en un serio riesgo para la sostenibilidad del planeta y de las especies que lo habitamos. ¡Te contamos cómo combatirlo!

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Algunas prácticas para frenar el consumismo

Uno de los grandes consensos de nuestra era es que el modelo de desarrollo basado en el consumo excesivo necesita ser revisado. El medio ambiente está en peligro y es necesario tomar medidas urgentes para disminuir los efectos nocivos del desarrollo excesivo y las prácticas perjudiciales derivadas de este. ¿Pero cómo llevarlo a la práctica?

La ciudadanía, desde sus círculos de interacción más cercanos, deben empoderarse y participar activamente en redes de Comercio Justo que promuevan prácticas sanas, equilibradas y que favorezcan el cuidado del planeta.

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Tienda de Comercio Justo de Oxfam Intermón © Pablo Tosco/ Oxfam Intermón

Por ejemplo, un modo de hacerlo es replanteándonos el actual modelo de consumo, que en vez de satisfacer necesidades invita a la acumulación de bienes de los que nos deshacemos antes de que cumplan su vida útil. Podemos empezar, por ejemplo, con las siguientes prácticas para frenar el consumo excesivo:

  • Reciclaje de los residuos

    La práctica del reciclaje es fundamental para la clasificación de los residuos y su tratamiento. Esta práctica es importante porque ayuda a reducir la contaminación, el uso de energías y materias primas. Además, gracias al reciclaje se crean nuevos productos cuyo proceso de elaboración es más sostenible y respetuoso con el medio ambiente.

  • Reutilización de los productos

    A través de la reutilización se puede alargar la vida útil de muchos objetos. Muchos productos tienen más de una vida y más de un uso. Que a ti hayan dejado de serte útiles no quiere decir que no puedan servirle a otras personas. ¡Haz que circulen! Además, con un poco de imaginación seguro que encuentras otros usos creativos para cada objeto. ¿Te atreves?

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  • Ahorra energía eléctrica y agua

    Del mismo modo, es posible frenar el consumo excesivo del agua y la energía eléctrica, dos recursos no renovables que resultan fundamentales para nuestro bienestar. Su uso responsable y eficaz contribuye a mejorar el equilibrio del medio ambiente. Poner en práctica ciertos hábitos te ayudará a reducir el consumo de agua y energía sin apenas esfuerzo.

Y recuerda: es necesario poner en práctica modelos de consumo más responsables y respetuosos para el medio ambiente si queremos evitar los efectos que el consumo desmesurado tiene sobre el planeta y, por lo tanto, sobre las generaciones que nos siguen. ¿Contamos contigo?

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