En la misión y visión de muchas empresas se menciona la responsabilidad social corporativa (RSC) como uno de los principios básicos de sus actuaciones. Es algo que va más allá de la actividad comercial y que tiene que ver con el impacto y el alcance de ésta en los entornos y el medio ambiente en general.

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Sin embargo, casi nunca nos detenemos a pensar en qué consiste exactamente este término. ¿Es igual para todas las empresas o varía según su actividad? ¿Cómo puede una compañía convertirse en agente responsable en términos sociales y ambientales? Todas estas cuestiones, ¡te las contamos a continuación!

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Consideraciones sobre la responsabilidad social corporativa

La responsabilidad social corporativa está vinculada, antes que nada, a la manera en que se conduce y gestiona una organización hacia el exterior. Es decir, son todas aquellas decisiones que favorecen su interacción con el entorno en el que opera, el cual puede ser social, económico o medioambiental.

Este término, tan común en nuestros días, parte del hecho de que las empresas son agentes activos y no deben limitarse solo a buscar un interés comercial; también les corresponde realizar aportaciones al medio al que se encuentran vinculadas.

El nivel de responsabilidad social lo podemos ver en elementos como el desarrollo social que la acción de esas empresas generan en el entorno, el respeto por los derechos laborales de quienes trabajan en ellas, el impacto ambiental de sus actividades comerciales o incluso el cumplimiento de las legislaciones vigentes en cada país o región.

De hecho, si lo miramos exhaustivamente, podemos añadir que la responsabilidad social es un término que está directamente relacionado con el Comercio Justo, pues promueve no solo una serie de prácticas sostenibles y respetuosas con los entornos, sino que en un estado más avanzado apuesta por un modelo empresarial basado en reglas comerciales más justas y equitativas. ¡Todo suma!

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Cinco principios de la responsabilidad social corporativa

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La responsabilidad social no nace de la nada. Es un concepto que ha ido cobrando forma en las últimas décadas de manera paralela al aumento de la conciencia social sobre problemas como el cambio climático, el calentamiento global, la deforestación, las crisis alimentarias y el aumento de la pobreza en el mundo.

De hecho, está basado en una serie de principios y valores que constituyen el marco de acción de las iniciativas orientadas en este sentido. Veamos los 5 más importantes:

  1. Respeto por las legislaciones vigentes:

Las empresas que implementen un modelo de responsabilidad social tienen que cumplir obligatoriamente las leyes vigentes en cada país, región o continente en materia comercial y de derechos humanos, como por ejemplo las directrices para compañías multinacionales de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Del mismo modo deben atender herramientas jurídicas de carácter universal como la Declaración de los Derechos Humanos de la ONU, las recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), los Derechos del Niño y la Niña, las políticas alimentarias de la FAO, los acuerdos sobre el medioambiente, entre otros. Todos estos elementos deben ser su marco para la buena implementación del concepto de responsabilidad social.

  1. Globalidad y transversalidad:

Ningún área de negocio, sector productivo o actividad comercial está exenta de aplicar la responsabilidad social. Es un asunto global y, por lo tanto, afecta a cualquier compañía que cuente con una cadena productiva. Esa globalidad es, justamente, la que permite que bajo este elemento se orienten empresas que operan en campos distintos y que, al menos en lo que se refiere a la práctica del mercado, no tienen mucho en común.

  1. Ética y coherencia:

La responsabilidad social no puede entenderse sin la ética y sin la coherencia de ésta con las acciones de la empresa. Es decir, tiene que haber correspondencia entre los valores adoptados  por cada compañía con los planes de RSC. Si no existe tal coherencia, no puede hablarse de un trabajo de responsabilidad social, pues se limitará a la gestión de la reputación de una marca. Finalmente, lo que intentarán las empresas es que sus valores corporativos se transmitan a través de las acciones, proyectos e iniciativas en esta materia.

  1. Gestión permanente del impacto social:

Las empresas con una política de RSC están en permanente revisión, análisis, monitorización y evaluación de sus actividades. El objetivo de ello no es otro que medir el impacto que tiene su papel en el entorno medioambiental, comercial, social y hasta político-participativo. Ten siempre presente que este impacto es el indicador más fiable de las iniciativas de responsabilidad social que se pueden desarrollar. Y de ahí la necesidad de su gestión.

  1. Satisfacción de necesidades y expectativas:

El objetivo último de la responsabilidad social es la satisfacción de necesidades de determinados grupos de interés. Si no se produce tal satisfacción, no puede hablarse de un plan eficaz de RSC. Las estrategias que se generen a partir de ahí deben generar valor no sólo para las marcas sino también para las comunidades cercanas a la empresa y la sociedad en general.

El Comercio Justo como garantía de la responsabilidad social

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Anima Mondal

Si hay una práctica que garantiza plenamente la responsabilidad social corporativa es el Comercio Justo, un modelo de consumo en el que la prioridad no reside en el beneficio monetario o económico sino, por el contrario, en los aportes que las empresas realicen a su entorno en varias materias.

Lo anterior se explica por una sencilla razón: los productos adquiridos en cadenas de Comercio Justo han sido elaborados a base de prácticas sostenibles en cada uno de los momentos de las cadenas productivas.

Existe, de hecho, un sello de Comercio Justo que garantiza que dichos productos han sido elaborados generando el menor impacto medioambiental posible y que, a la vez, los beneficios de su comercialización se destinarán a apoyar iniciativas focalizadas en el desarrollo social de determinados colectivos o comunidades.

También es una absoluta garantía de que en su fase de producción se han eliminado prácticas como la explotación laboral, el trabajo infantil, las condiciones de intercambio indignas y la violencia de género.

El sello que identifica a estos productos de Comercio Justo es exclusividad de Fairtrade Labelling Organizations International, una organización con sede en Bonn, Alemania, que además coordina el proceso de certificación en el plano internacional.

Responsabilidad social: cómo adaptar tu empresa

Ser socialmente responsable es el reto de muchas empresas en la actualidad, pues más allá de una cuestión ética, es algo que supone ventajas competitivas de cara a la participación en los mercados. Pero ¿cómo empezar a aplicar estos principios? Aquí te lo contamos en unos cuantos pasos que hemos preparado:

consumo sostenible

  • Adoptar una política medioambiental:

Puede parecer demasiado obvio, pero muchas empresas aún carecen de objetivos claros en esta materia. Desconocen el alcance de su actividad comercial y por ello no se esfuerzan en llevar a cabo acciones que favorezcan el medio ambiente y el desarrollo social y económico de los entornos. Recuerda que la acción de cualquier empresa debe traducirse en logros de todo tipo, no solo monetarios. Una línea de proyectos sociales, por ejemplo, es una buena puesta en este sentido. Sea cual sea tu estrategia, lo relevante es que tenga visión a largo plazo.

  • Reflexionar sobre el impacto de las acciones de RSC:

Una vez hayas decidido adoptar una política empresarial de estas características, conviene que reflexiones cuál quieres que sea el impacto y la repercusión de tus actividades de responsabilidad social. Algunas empresas apuestan por minimizar o solucionar problemas del contexto adyacente; otras se enfocan en atraer personas cualificadas y ofrecerles empleos de calidad. Cada empresa debe encontrar la mejor forma de aportar al contexto en el que opera.

  • Desarrollar un programa de RSC:

Es fundamental que cuentes con una guía de actuación. En dicha guía deben estar especificados factores como las acciones a realizar, los responsables de la ejecución, supervisión y medición de las mismas, los recursos materiales y humanos para ello, los plazos asignados y, claro, la dimensión de tu programa, es decir, en qué área se enmarca. Respecto a este último punto, las tres variables más habituales entre las empresas son: social, ambiental o de desarrollo económico.

  • Difundir las acciones de responsabilidad social:

Si finalmente tu entorno (comunidades, grupos sociales, personas, otros negocios, etc.) es el principal destinatario de tus acciones de responsabilidad social, es a éste al que debes informar sobre todo aquello que realices en su beneficio. Parte de la clave de los planes de RSC radica en el tipo de difusión que la propia compañía haga de sus actividades. Esto no sólo mejorará la posición de la marca en el mercado, sino que reforzará la relación con la sociedad y será una muestra de transparencia.

  • Participar en acciones benéficas:

Además de medir el impacto de sus actividades comerciales, las empresas pueden unirse a iniciativas de desarrollo social y ambiental que lleven a cabo fundaciones, ONG’s u otro tipo de entidades. Lo importante es aportar en la mejora de la calidad de vida de las comunidades y mantener el equilibrio medioambiental. Algunas de las empresas realizan este tipo de actividades por su cuenta y emplean recursos propios; otras, en cambio, se unen a proyectos o iniciativas conjuntas con marcas interesadas en áreas similares a las suyas, las cuales pueden ser privadas o públicas.

  • Llevar a cabo buenas prácticas laborales:

La responsabilidad social también se mide en las prácticas que van asociadas a la actividad comercial, como por ejemplo el tipo de contratación de los trabajadores y las trabajadoras, la remuneración o el respeto por los derechos laborales, entre otros asuntos. Todo tiene que ver con ello y el bienestar empieza por garantizar las buenas condiciones de quienes forman parte de las empresas.

Tras la Marca: cómo medir el compromiso social de las empresas

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Sí, ya es una realidad: gracias a las nuevas tecnologías, existen diversas herramientas que facilitan información del nivel de compromiso social y ambiental de los productos y las marcas que consumimos en el mercado.

La idea de todas ellas es informar a las personas consumidoras sobre los procesos y las prácticas que hay detrás de lo que se llevan a casa en cada nueva compra y, de esta forma, eliminar problemas estructurales como la injusticia, la pobreza y la desigualdad. Si todos las utilizamos, ejerceremos mayor presión sobre las marcas para que se comporten de forma más responsable.

Una de estas herramientas es Tras la Marca. Lo bueno de ella es que no necesitas dejar de comprar tus productos favoritos ni consumir gran cantidad de tiempo en entender cómo funcionan las marcas que los producen. Te contamos cómo funciona:

  • Cuando entras en Tras la Marcapuedes seleccionar con un solo clic una marca específica y ver su puntuación, que va desde el insuficiente al bien.
  • Las marcas que figuran son evaluadas en distintos ámbitos de comportamiento: el tratamiento de las tierras y la relación con los agricultores, la transparencia en sus acciones, el trato a sus trabajadores y trabajadoras, sus nexos con las comunidades sociales y su respeto al medioambiente.
  • Las puntuaciones se actualizan cada trimestre para que puedas ver la evolución del comportamiento de tus marcas favoritas. Además, desde la propia página web puedes compartir las puntuaciones que te interesen en las redes sociales.
  • Si no encuentras tus marcas favoritas en la aplicación Tras la Marca, puedes intentarlo con Good Guide, una web que acumula más de 250.000 productos con valoraciones científicas en tres ámbitos: salud, medioambiente y salud.

Derechos Humanos y responsabilidad social, ¿qué les une?

Como ya lo hemos dicho antes, la responsabilidad social corporativa no sólo tiene que ver con el cuidado de los entornos y las prácticas sostenibles hacia el medioambiente. La responsabilidad de las empresas también es con el desarrollo social.

Las organizaciones pueden, a través de cierto tipo de prácticas, reducir el impacto de problemas sociales estructurales.

Por ejemplo, pueden emplearse en la defensa de los Derechos Humanos, algo que se puede apreciar en las buenas condiciones laborales que ofrecen a sus trabajadores directos e indirectos, en la relación con sus proveedores, distribuidores y otros agentes que intervienen de una u otra forma en sus cadenas productivas.

La explotación laboral es un tema que aún está por resolver. Sin saberlo, puede que estemos contribuyendo a ella en el momento de comprar sin conocer de dónde vienen los productos que adquirimos y cómo han sido producidos. O también cuando pagamos un precio sospechosamente bajo y no nos planteamos si las condiciones de fabricación vulneraron alguno de los derechos humanos.

Sucesos como el del mayor accidente en la industria textil en Bangladesh, donde 1.138 personas perdieron la vida, remueven nuestras conciencias. Esto es así porque sabemos que tragedias como ésta podrían haberse evitado.

Además de ello, las empresas también pueden contribuir a la reducción de los niveles de desigualdad social, injusticia, pobreza, desigualdad de género, desnutrición infantil, deserción escolar en edades tempranas, acceso sanitario, entre otros.

¿Qué ganamos cuando se apuesta por la responsabilidad social?

La responsabilidad social es un elemento con el cual todos ganamos: las empresas en su papel de ejecutoras de proyectos, los terceros agentes que se relacionan de forma directa o indirecta con su cadena productiva, las comunidades y grupos sociales del entorno y, por supuesto, la sociedad en general. Veamos:

  1. Beneficios para las empresas:

Es indiscutible que las compañías aumentan su prestigio y mejoran su imagen entre los consumidores, pues este tipo de acciones siempre suponen un valor añadido; les acercan a la comunidad, a los grupos sociales que interactúan en un mismo espacio. De hecho, si se hace una buena difusión de las acciones del plan de responsabilidad social, las marcas pueden reposicionarse en su escenario comercial y captar buena parte de la preferencia de los clientes.

Además de convertirse en motores de desarrollo, las empresas ganan estabilidad y se proyectan a largo plazo, llamando la atención, en algunos casos, de nuevos inversionistas. Hay un aumento de su reputación y su credibilidad.

Por otro lado, al promover nexos estrechos con la sociedad y ofrecer condiciones dignas a sus trabajadores y relaciones justas al resto de agentes que intervienen en su cadena de suministro, son fuentes de atracción de talento y de apoyo de nuevas iniciativas orientadas al campo social, lo que les puede suponer varios tipos de desgravaciones de impuestos por estas obras.

  1. Beneficios para la sociedad:

En este caso, la sociedad actúa como principal destinatario de las acciones de responsabilidad social. Las personas reciben la ayuda directa o indirecta de los proyectos y, por tanto, son quienes satisfacen sus necesidades o atienden sus carencias. Recuerda que este tipo de proyectos se orientan en la gran mayoría de las veces a objetivos como la reducción de la pobreza, la mejora del acceso a los servicios públicos, la atención primaria, la eliminación de la desigualdad, entre otros. ¡La RSC busca un mundo más justo!

  1. Beneficios para el medio ambiente:

El otro gran beneficiado de la responsabilidad social es el medioambiente en su conjunto. Las acciones de RSC de muchas empresas se encaminan a minimizar el impacto de sus cadenas productivas en aquellos sitios donde se desempeñan. Lo pueden hacer de forma directa (con proyectos sobre reforestación, cuidado de zonas verdes, etc.) o indirecta (llevando a cabo prácticas sostenibles en cada una de las fases de sus procesos de producción).

Responsabilidad social, ¿por qué tu opinión es clave?

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Sabemos que el mercado actual es complejo y la cadena de producción tiene muchos eslabones. Pero también sabemos que la reputación de las grandes marcas es un factor determinante para que obtengan beneficios. Y este hecho, el del prestigio, es algo que nosotros como personas consumidoras debemos emplear a nuestro favor.

Por ejemplo, podemos recurrir a las redes sociales como Facebook o Twitter para conversar directamente con los responsables de estas marcas y proponerles los cambios que nos gustaría que adoptaran o incluso señalando fallos de iniciativas o proyectos que ya se estén materializando.

Hace un par de veranos, la marca Kellogg’s se comprometía a reducir sus emisiones contaminantes en el conjunto de sus actividades gracias a la campaña puesta en marcha por los consumidores de estos mundialmente famosos cereales.

El paquete de medidas que esta empresa ha desarrollado para ser más responsable incluye un mejor trato a los agricultores, la lucha contra la deforestación y la exigencia de que sus distintos proveedores adquieran también comportamientos responsables con el medioambiente, entre otras.

Ejemplos como este prueban que podemos, de forma sencilla, dar un paso más en nuestra responsabilidad como personas consumidoras. Es un paso pequeño, sí, pero no por ello intrascendente: los beneficios que obtenemos para nuestra salud, y sobre todo para el planeta, son incalculables.

Cuando se trate de exigir a las marcas desde tu rol de persona consumidora, siempre ten presente esto: hacerlo nunca será en vano. Cada acción, cada gesto, cada grano de arena acorta el camino hacia un mundo más justo.

Responsabilidad social corporativa, una práctica en alza

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Hace un tiempo repasábamos 5 empresas que practican la responsabilidad social y la han incluido en sus acciones cotidianas como un principio o un valor corporativo. Por suerte cada vez son más las que, conscientes de la importancia que supone apostar por ello, se unen a esta visión y estilo de negocios.

Si lo miras bien, es un asunto redondo que revierte en beneficio de todos y que, por ello, nos puede ayudar a darnos cuenta de hasta qué punto la influencia de los consumidores y las consumidoras es clave para que las empresas adopten medidas socialmente responsables. Recuerda, la cadena productiva empieza por ti.

¿Quieres saber más sobre responsabilidad social?

Si el tema del que te hemos hablado en esta ocasión te interesa, vamos a dejarte unos cuantos enlaces para que amplíes tu visión con información relacionada:

Y para terminar ten presente una cosa más: la responsabilidad social engloba todo cuanto haces mientras estás al frente de una compañía. Ninguna de las acciones que desempeñes es aislada o se agota en sí misma; por el contrario, todo está inmerso en un mismo contexto donde debemos actuar basándonos en valores como el respeto y el compromiso. Y tú, ¿ya formas parte de él?

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