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Aunque quizás resulte difícil de creer, el móvil, las tablets y otros aparatos cotidianos que se han vuelto casi indispensables en nuestro día a día pueden ser motivo de vulneración de los derechos humanos. Esto es lo que ocurre, por ejemplo, con las minas de coltán que hay en el Congo, un mineral que sirve para fabricar la tecnología base de algunos de estos aparatos. ¿Lo hubieras imaginado?
Mientras nosotros pagamos cantidades desorbitadas o cambiamos nuestro móvil casi nuevo por uno de última generación, en el Congo hay explotación infantil porque son los niños y las niñas los que deben bajar a las minas para extraer coltán.
Existen múltiples factores que perpetúan la situación de pobreza crónica en los países empobrecidos, algunos de ellos heredados de su pasado colonial y de las desiguales relaciones comerciales que se han establecido con algunos de estos países a partir de su descolonización. Pero también existen algunas prácticas que influyen de forma negativa en el desarrollo de estos países y en los que nosotros, como ciudadanos, tenemos una cierta capacidad de influencia.
Estar comprometidos con nuestras acciones no solo es posible sino que es necesario: adoptar un consumo responsable nos permite construir, entre todos, un mundo un poco más justo.
¿Cuáles son las características del tercer mundo?
¿Cuántas veces hemos oído la expresión “tercer mundo”? Son incontables. Pero, ¿de dónde viene este concepto? Te avanzamos que fue utilizado por primera vez en 1952 por el sociólogo Alfred Sauvy, que lo usó en el artículo “Tres mundos, un planeta”, donde hablaba de los países de África, Asia y América Latina como “ignorados, explotados y despreciados como el tercer estado”.
En 1965 el geógrafo Yves Lacoste escribe Geografía del Subdesarrollo e indica algunas características del llamado “tercer mundo”:
- Insuficiencia alimentaria
- Alto porcentaje de analfabetismo
- Enfermedades de masas
- Explotación infantil
- Enormes desigualdades sociale
- Alto porcentaje de agriculturas de baja productividad
- Industrialización incompleta
- Amplitud del crecimiento demográfico
El tercer mundo y los derechos humanos
Precisamente la existencia de estructuras sociales débiles, la insuficiencia alimentaria o un débil acceso a sanidad y educación, convierten a la población del tercer Mundo en extremadamente vulnerable.
No hay más que fijarse en el virus del ébola. ¿Cuántos contagios por ébola hemos padecido en Europa o Estados Unidos? ¿Cuántos en África? Como indica Oxfam Intermón, en África Occidental este virus ha devastado a comunidades enteras, con unas cifras de casi 8.500 fallecidos y más de 21.000 personas infectadas.
En las llamadas fábricas del sudor del tercer mundo se están produciendo una gran cantidad de la ropa, los juguetes, los ordenadores y otros productos que consumimos. Y según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), unos 12 millones de niños y niñas menores de 14 años son los que están trabajando allí. ¿Dónde están los derechos de protección a la infancia?
Casi el 90% de las prendas de vestir que se venden en las tiendas y que adquirimos, se están fabricando en el Sudeste Asiático, América Latina o este de Europa, pero a unos precios irrisorios. Si quieres comprobarlo, echa un vistazo rápido a las etiquetas que llevan tu ropa...
Aunque las personas trabajadoras tengan unas condiciones indignas, las empresas que deciden adoptar este modelo de producción solo ven las ventajas económicas que se derivan de la reducción de los costes laborales: una paga media para un empleado de Bangladesh es de 38 euros mensuales mientras que niños y niñas trabajan unas seis horas por 12 euros.
Pero no solo eso. La Unión Europea quiere sustituir el 10% del total de consumo de los combustibles fósiles por biocarburantes en 2020. Esto implica granos y tierras para cultivar las plantas que lo produzcan. Y ello genera la desviación de una enorme cantidad de la producción de granos de maíz, que lleva a un aumento del precio en el mercado y un encarecimiento de los alimentos que está provocando una crisis alimentaria en el tercer mundo. ¡El mundo al revés!
Como ves, hay un gran número de decisiones y actuaciones que proceden de los países desarrollados que impactan directa y negativamente sobre los derechos humanos y la capacidad de progreso de los países en vías de desarrollo.
¿Cómo podemos cambiar la situación del tercer mundo?
Es importante recordar el inmenso poder que tienes como consumidor. ¡Comencemos a practicar un consumo responsable!
- Que las marcas se enteren de que queremos que se respeten los derechos de los trabajadores y las trabajadoras.
- Que exigimos que se respeten los derechos y deberes de la infancia.
- Que queremos consumir productos respetuosos con el medioambiente.
Las ONG internacionales llevan mucho tiempo luchando por el cambio
Podemos unirnos a ellas a través de nuestra colaboración como voluntarios, con ayudas económicas o adquiriendo productos en sus tiendas de comercio justo.
Oxfam Intermón cuenta con una tienda online y tiendas físicas de comercio justo en numerosas ciudades españolas. Pero también tienes la tienda de comercio justo de Copade o del Comité Nacional Unrwa España.
Dice Martín Caparrós, autor de El Hambre: “La riqueza está espantosamente distribuida en el mundo. Este planeta produce comida para 12.000 millones de personas y somos poco más de 7.000 millones. Todos deberíamos comer lo suficiente pero mientras algunos se quedan demasiado, otros no consiguen lo estrictamente necesario”.
Cambiemos esta realidad. Seamos la locomotora de un tiempo que no dejó pasar más desigualdades ni injusticias y que reivindicó un mundo con la misma luz para todos. Únete a todas esas ONG que ya se han puesto en marcha y lucha para que la expresión “tercer mundo” se convierta, al fin, en obsoleta.