Estarás de acuerdo con que cada día, en las noticias o en las charlas entre familiares o amigos, se nos alerta de los problemas que existen en nuestra sociedad. La falta de tiempo, los horarios laborales o las cargas familiares pueden hacernos dudar antes de dar el paso e implicarnos para modificar esas situaciones que no nos parecen éticas o justas. ¿Es así?
Hoy queremos acercarte hasta el activismo social y mostrarte la relevancia de tu participación para lograr el cambio. ¡Porque sí, es posible! ¿Caminamos juntos?
¿Qué entendemos por activismo social?
Cuando hablamos de este término nos estamos refiriendo a un método organizado de protesta, reivindicación o demanda en contra de algo.
Los activistas son individuos conocedores de las problemáticas del entorno en el que viven, y mediante una movilización ordenada y planificada buscan dar visibilidad a esa realidad ante la opinión pública, exponer su preocupación o desagrado por esa circunstancia, y promover cambios y mejoras para la calidad de vida de la ciudadanía.
¿Y qué tipo de demandas puede exigir esta participación social? Puede ser, por ejemplo, medioambiental, buscando la preservación de los ecosistemas naturales frente a la acción del ser humano. Pero también de justicia social e igualdad de derechos, reclamando que se respeten los derechos de la infancia y desaparezca el trabajo infantil. ¿Con cuál te identificas más?
¿La desigualdad extrema es inevitable?
Fijémonos primero en estos datos:
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Todas las empresas españolas del IBEX35 tienen filiales en paraísos fiscales.
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El número total de filiales alcanza los 891, un 10% más que en el año 2013, donde destaca el Banco Santander con 235 y ACS con 113.
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Delaware es el paraíso fiscal más empleado por las entidades del IBEX35, donde encontramos 417 filiales, el 47% del total.
Estas son algunas de las conclusiones recogidas en el informe ¿Beneficios para quién?, donde Oxfam Intermón reclama a los partidos políticos una Ley contra la evasión fiscal.
¿Por qué hacer esta petición? La respuesta es breve pero contundente: por la clara relación entre desigualdad y fiscalidad.
Si las principales empresas españolas tienen filiales en paraísos fiscales, con la regulación existente en nuestro país, esto implica que esas entidades prácticamente no están tributando por los beneficios que obtienen en el extranjero.
Veamos el viaje de ida y vuelta de los capitales españoles:
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Una de nuestras empresas camufla como inversión los dividendos y plusvalías, y los envía a un paraíso fiscal.
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En el paraíso fiscal, esas entidades serán declaradas, pero no se pagan impuestos por ellas.
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Finalmente regresan a España, pero gracias a la legislación no se tributará por ellas.
Como consecuencia de esto, el estado no percibe los ingresos que generan estas grandes corporaciones y que podrían destinarse a políticas públicas como la sanidad, la educación, la protección social o la cooperación.
En España la presión fiscal recae principalmente sobre el consumo y el trabajo, de modo que la riqueza queda desfiscalizada. Mientras que en 2015 por el Impuesto de Sociedades se recaudaba prácticamente la mitad que antes de la crisis, vemos que para los demás impuestos, los que principalmente recaen sobre las familias, se ha recuperado su capacidad recaudatoria previa a dicho período.
¡De ahí la necesidad de conseguir un sistema fiscal responsable y justo! Sin paraísos fiscales que faciliten la ocultación de capitales o vacíos legislativos que favorezcan el desvío de beneficios empresariales.
Los paraísos fiscales amplían la brecha de desigualdad, pero puedes hacerte oír como activista y decirles a los gobiernos “¡basta!”.
Yo pago el escaqueo fiscal de las grandes empresas es el lema la campaña donde solicitamos cambios fiscales que hagan que la economía esté al servicio de toda la ciudadanía. ¡Infórmate sobre ella y únete tú también a esta causa, que es la causa de todos!
Tu firma como clave de nuestros logros
Seamos claros: tu firma es necesaria.
Lo es porque, gracias a ella, podemos aumentar la presión hacia los gobiernos e instituciones, y así hacer realidad esos cambios tan significativos para la vida de tantas personas y familias.
Cuantas más mujeres y hombres como tú apoyen nuestras campañas, mayor será la fuerza de negociación que tendremos para llevar a buen término nuestros proyectos.
Y así, caminando juntos, con tu apoyo, es cómo se alcanzan logros tan relevantes como la aprobación por parte de la ONU de un Tratado sobre el Comercio de Armas que obliga a los países a controlar el comercio de armas impidiendo que lleguen al terrorismo, crimen organizado o que puedan ser empleadas para violar los derechos humanos. ¿No te parece increíble?
O en el caso de la campaña “Brinda tus derechos”, con el respaldo de Greenpeace y Amnistía Internacional, y las 66.026 firmas de personas como tú, se ha conseguido que la mayoría de los grupos políticos incorporen en sus programas una reforma constitucional que garantice la protección de los derechos sociales, incluyendo el de la renta mínima.
Seguirán habiendo situaciones a las que deberemos enfrentarnos y darles la vuelta. Y allí estaremos para liderar el cambio. ¿Estarás tú también?