Los conflictos armados en el mundo han provocado que actualmente nos enfrentemos a la peor crisis migratoria después de la Segunda Guerra Mundial. Siria, Sudán del Sur y la República Centroafricana son algunos de los puntos neurálgicos de esta situación, que día a día arroja a miles de personas al destierro forzoso. ¿Cuántas imágenes nos lo cuentan a diario?
Lo que para muchos es una elección, para otros es una obligación. Salir de sus sitios de origen se ha convertido en el último recurso de millones de familias para escapar de la guerra y aspirar a una vida en condiciones dignas. Los países libres de conflicto se han convertido en el destino de muchos de ellos.
Tanto es así, que según cálculos de organismos internacionales, si todos los refugiados del mundo decidieran unirse para formar un mismo país, éste sería el 26º más poblado del planeta con cerca de 59 millones de habitantes. ¿Imaginas la magnitud?
Pero la crisis no sólo incumbe a los países de los que las personas huyen. La dimensión de la tragedia ha revelado que ya no estamos ante un problema regional o continental, sino que se trata de un asunto global. Repasemos algunos datos que ayudan a vislumbrar más claramente esta situación de emergencia:
- Hasta julio de 2015, se calcula que 4 millones de personas de origen sirio han huido de los enfrentamientos entre el Estado Islámico y las fuerzas de seguridad del país, la mayoría niños, ancianos y mujeres.
- Las costas de Turquía son el principal destino de cientos de refugiados y refugiadas que piden asilo político y atención humanitaria.
- En el norte de África y en Asia, países como Egipto, Líbano, Jordania e Irak acogen al resto de refugiados sirios que han cruzado la frontera.
- Según estimaciones, el número de refugiados y refugiadas que han llegado a las costas europeas en 2015 es de 300.000. Sin embargo, en dichos cálculos no entran las miles de personas que han perdido la vida en naufragios como el que ocurrió a mediados de abril en las costas de Lampedusa.
La migración, un derecho fundamental
La Organización de las Nacionales Unidas (ONU) reconoce la migración como uno de los derechos fundamentales de las personas. De hecho, subraya la libertad de elección y movimiento a la hora de buscar un lugar de residencia.
La crisis migratoria actual demuestra que tal derecho no se cumple como debería. La gran mayoría de desplazados en el mundo no abandonaría su sitio de residencia si allí no existieran los problemas de los que huyen. Permanecer en un mismo sitio es tan válido y respetable como la libertad de movimiento. ¿Quién se plantearía lo contrario?
Desde Europa se trabaja en estrategias para solucionar, en parte, la crisis actual. Pero los esfuerzos son hasta ahora insuficientes. El grueso de organizaciones e instituciones especializadas insisten en medidas concretas como:
- Trabajar en un sistema común de asilo que garantice la acogida de miles de refugiados y refugiadas en los estados miembros.
- Poner en marcha los visados humanitarios para que las personas puedan huir de situaciones de emergencia.
- Aumentar las ayudas a los campamentos de refugiados y refugiadas que ya existen en sitios como Jordania o Líbano, entre otros.
- Frenar la xenofobia con iniciativas educativas. Esto garantizará una mejor acogida de las personas que llegan a Europa.
Recuerda que, a nivel individual, tú puedes participar en alguna de las diversas campañas y acciones que se están llevando a cabo tanto por iniciativas privadas como por las ONG, como por ejemplo la que desde hace años realizamos desde Oxfam Intermón. ¿La conoces? Porque no todos tienen la suerte de nacer en un lugar sin violencia, desde aquí tenemos la oportunidad de contribuir a allanar el camino a los refugiados de todo el mundo que buscan un sitio para vivir en paz. ¿Empezamos a trabajar?