Índice de contenidos
El término tercer mundo nos indica la existencia de una jerarquía respecto al primer mundo. El lenguaje es el reflejo de una triste realidad, y la realidad es que existe una clara desigualdad entre los grupos de países que engloban ambos términos, una barrera que puede parecer imposible de derribar.
A pesar de ello, muchas personas se esfuerzan por terminar con esa situación injusta que condena a los países catalogados como “tercer mundo” y a sus ciudadanos a enfrentarse a un futuro sin futuro. ¿Eres tú una de ellas?
La pobreza es precisamente una de las mayores lacras de esta situación injusta y su erradicación es el compromiso principal de los Objetivos de Desarrollo del Milenio para 2015. El reparto desigual de los recursos, unido a unas relaciones comerciales desiguales de los países en vías de desarrollo con los países desarrollados, son algunas de las causas que han llevado a esta situación de desigualdad y de injusticia.
¿Qué medidas podrían tomarse para acabar con la pobreza en el mundo, y cómo podemos colaborar nosotros?
1. Combatir la desigualdad
Al ritmo actual, en 2016, el 1% más rico de la población mundial podría acumular tanta riqueza como el resto del planeta. Hablamos de 70 millones de personas frente a 7.000 millones. En un mundo en el que una de cada ocho personas carece de alimentos suficientes para comer y más de mil millones de personas aún viven con menos de 1,25 dólares al día, combatir la desigualdad es clave para reducir la pobreza. Te preguntarás qué puedes hacer tú para contribuir a este reto. Una opción es apoyar la labor de las ONG internacionales para que su trabajo tenga mucho más impacto. Como ciudadanos y ciudadanas, tenemos el deber de presionar a nuestros gobiernos para que gestionen los presupuestos del Estado con responsabilidad y no apliquen recortes a las ayudas oficiales para desarrollo, algo que hemos visto suceder demasiado a menudo en los últimos años. Además, dentro de nuestro propio país, podemos apoyar las políticas que promueven campañas fiscales más equitativas, donde los que más ganan más aporten y las grandes empresas que operan en nuestro país no tengan más mecanismos para evadir impuestos. Es hora de cambiar las reglas y asegurar que las grandes empresas paguen la parte justa que les corresponde en los países en los que realizan su negocio. Si no, la desigualdad seguirá creciendo y las sociedades seguirán empobreciéndose.
2. Consumir de forma responsable
Para que tus compras no perjudiquen a las familias productoras que se encuentran en los países del tercer mundo y poco a poco se consiga una situación de igualdad de oportunidades. Cada vez que vayas a comprar un producto, lee la etiqueta para ver dónde se ha fabricado. Valora el producto más allá del precio y conoce a las compañías a las que estás comprando. Muchas de ellas ponen en marcha políticas de responsabilidad social corporativa con sus proveedores y con el medioambiente, pero otras todavía no lo han hecho. ¡Exige un comportamiento ético a tus marcas favoritas a través de tus elecciones de compra! Otra alternativa de consumo responsable es la que ofrecen los productos de comercio justo, que se elaboran en condiciones de responsabilidad con el el medio ambiente y con los trabajadores implicados en su desarrollo.
3. Microfinanzas y banca ética
Realiza tus transacciones financieras a través de instituciones de microfinanzas y banca ética. Una decisión tan sencilla como en qué banco colocar nuestro dinero puede cambiar positivamente la vida de muchas personas si realizamos una elección acertada. Las soluciones de banca ética cada vez son más populares y competitivas: ofrecen el mismo beneficio para el inversor que la banca tradicional y aseguran un valor añadido; que tu dinero no se va a utilizar para especular, sino para crear empleo y desarrollo en aquellos lugares donde se necesita. ¿Conocías esta opción?
4. Adoptar una actitud más responsable con el medioambiente
Seguro que ya consumes con moderación y haces cosas para ahorrar energía y recursos. No obstante, si te paras a observar a tu alrededor, seguro que se te ocurren algunas ideas más para que tu impacto en el cambio climático sea el menor posible. Sus efectos tienen consecuencias a nuestro alrededor, pero especialmente en países en vías de desarrollo, aquellos vulnerables a sequías o desastres naturales, donde la población sufre de forma dramática estos efectos.
5. Colaborar con campañas solidarias
Ya sea acudir a un concierto, una carrera organizada en tu ciudad (por ejemplo la marcha solidaria Trailwalkalker organizada por Oxfam Intermón), una petición urgente de ayuda por parte de una ONG ante un desastre natural... todos los pequeños granos de arena que aportamos son los que consiguen, uno a uno, formar una gran playa.
6. Sensibilizar
Para que tus hijos o hijas sigan tu ejemplo y sean conscientes de su papel en el mundo desde una edad temprana, tu ejemplo les guiará. También al resto de tu entorno, otras personas adultas pueden verse inspiradas por tu actitud y empezar a pensar que tenemos la posibilidad de cambiar las cosas.
Ahora es el momento de actuar de forma consciente por un mundo más justo. Nadie nos dice que sea un camino fácil, pero si entre todos adoptamos una actitud socialmente responsable, poco a poco nuestras acciones empezarán a tener consecuencias. ¡Nosotros somos el motor del cambio que el mundo necesita! ¿Nos movemos?