En algunos países del sur de América y de parte de Asia, el anhelo por atraer multinacionales que aumenten la inversión extranjera en su territorio es tan grande que incluso se ponen en marcha incentivos económicos para generar el interés de las grandes empresas por establecer una filial en el país.
¿Qué pensarías de una zona de trabajo en la que los derechos laborales de miles de mujeres se pasan por alto con el objetivo de aumentar deliberadamente la producción de un tipo de producto? Estos territorios existen en la actualidad y se denominan “zonas francas” o “maquilas”. Y hoy queremos hablarte de ellos.
Las zonas francas textiles para la exportación están situadas en Centroamérica y algunos países asiáticos, y son territorios con características especiales que se imponen por parte de los gobiernos para atraer a multinacionales de otros países.
¿Cómo funcionan las maquilas?
Cuando una multinacional busca reducir costes de producción, sabe que tiene una alternativa que de hecho se lleva a cabo bastante a menudo. En las maquilas hay una serie de ventajas, tanto fiscales (las empresas extranjeras no pagan impuestos), como para sacar el dinero del país. Incluso el gobierno en cuestión crea empresas que se dedican únicamente a proveer de servicios a estas compañías.
¿El resultado? Los derechos laborales de las más de 263.000 mujeres que trabajan en estos talleres textiles son precarios, con jornadas laborales interminables, salarios bajos y falta de organización sindical. Para las compañías extranjeras, esto es un incentivo para invertir en estos territorios; para los trabajadores que se levantan cada mañana para ver salir y ponerse el sol en su puesto de trabajo, su única alternativa. ¿Cómo valoras esta situación?
¿La ropa que uso se fabrica en maquilas?
Muchas multinacionales “encargan” líneas de productos a zonas francas en Centroamética o Taiwan, países a los que envían la materia prima y las instrucciones de trabajo para que mano de obra barata cree los productos que luego se venderán en el país de origen. Para que te des cuenta de la precariedad de la situación de las trabajadoras de las maquilas, piensa en el coste del transporte desde países como Estados Unidos, Reino Unido o España hasta estos territorios y en que este gasto les compensa. ¡Calcula el margen de beneficio!
Además, como la materia prima utilizada proviene del país donde se va a vender el producto y la maquinaria utilizada también es propiedad de la multinacional, se considera como “hecho en USA, UK o España”, a pesar de que tu ropa está cosida en países menos desarrollados con beneficios fiscales claros. ¿Lo sabías?
Oxfam Intermón emitió un comunicado en abril de 2013 con motivo del derrumbamiento de un edificio de Bangladesh en el que murieron miles de trabajadoras del sector textil, que cada día llevaban a cabo su jornada laboral en condiciones pésimas de seguridad. Así, desde la organización, hemos sacado a la luz un informe sobre el análisis de estas zonas francas en diferentes países y la situación de desigualdad laboral que viven miles de personas en estos territorios.
El salario mínimo se sitúa en un rango de entre 148 euros en Nicaragua y 300 euros en Guatemala, muy por debajo de lo legalmente establecido en otros sectores de actividad. Además, no se contemplan derechos laborales como la contraprestación por despido, lo que no garantiza un puesto de trabajo fijo para estas mujeres. ¡Hay que luchar contra este escenario!
También es importante apuntar que este tipo de sistema de trabajo está perdiendo fuerza en algunos países como México. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer para eliminar estos privilegios que empresas con una gran facturación tienen en territorios menos desarrollados. Pero no todo está perdido, pues, una vez más, tu acción puede tener gran impacto sobre situaciones como las que hoy te hemos descrito.¿Sabes de qué manera?
En primer lugar, conociendo bien la procedencia de los productos, objetos y marcas que adquieres. Y un buen modo de hacerlo es a través del comercio de proximidad y del Comercio Justo, que nos garantizan que el origen de estos productos lleva detrás unas condiciones justas para sus empleados. ¿Lo tendrás en cuenta en tu próxima compra? ¡La causa lo vale!