El pasado miércoles 10 de junio, asistí al TedxBarcelona Women, este año con el lema “It’s time to shift balance!” (ha llegado la hora de equilibrar la balanza). Con una agenda de ponencias muy potentes, fui esperando recibir ese “chute” de inspiración característico de los TED.

¡Buena falta nos hace! Especialmente si analizas en qué situación nos encontramos las mujeres en el mundo.

He constatado que, sin duda, hemos avanzado mucho,  pero también nos queda mucho recorrido por hacer y eso me generó, una agria sensación: las mujeres seguimos siendo invisibles. El mundo sigue adelante, e incomprensiblemente, ignora que somos la mitad de la población.

Tedxbarcelona women

Algunas reflexiones que me guardé en el bolso y me llevé a casa:

  • Para vender más no es necesario pintarlo todo de rosa, no somos tan simples: Los productos rosa cuestan entre un 20% y un 50% más que el resto
    Las empresas saben que el 80% de las decisiones de compra las realizan mujeres y deciden hacer productos de este color pensando que los compraremos. Esto demuestra la enorme distancia que todavía existe entre unas consumidoras mayoritariamente femeninas y unos fabricantes y agencias de publicidad todavía liderados por hombres y muy ignorantes frente a nuestros gustos. ¡Solo al 3% de las mujeres les gusta el rosa! Os recomiendo seguir el hastag #PINKTAX; pero sobretodo que dejéis de comprar productos que perpetuan estereotipos, tal como dijo Gemma Cernuda Canelles.
  • Las mujeres estamos infrarepresentadas en los medios de comunicación, en el cine, en los libros...
    Os invito a hacer el ejercicio: mirad cuántas mujeres hablan en las tertulias de radio; cuántas escriben en el periódico; cuántos grupos de mujeres hay en los festivales de música; cuántas mujeres salen en los libros de historia; cuántas artistas hay en los mujeres… ¡Es desesperante porque no estamos! El problema es que esta invisibilidad tiene un claro mensaje: no estamos porque seguramente no tenemos nada que decir. La creadora de GlobalGirlMedia, Amie Williams, trabaja para dar voz a las mujeres. No podemos permitir que nuestras hijas crean que nosotras no construimos la historia.
  • El espacio público no está adaptado a las necesidades de forma igualitaria
    Un ejemplo: ¿Por qué se hacen colas más largas en los baños de chicas que en los de chicos? El tópico dice que somos más lentas, pero Soraya Chemaly nos contó algo revelador y en lo que seguramente no habíais pensado: las mujeres tenemos otras necesidades y exigencias que impiden que vayamos más rápidas: tenemos la regla, damos de mamar, solemos ir con los niños… Entonces, si necesitamos más tiempo, ¿por qué no hacen baños más grandes para nosotras?
  • Sin palabras para nombrar lo que nos pasa
    También descubrí que hay palabras como acoso sexual o depresión post parto que antes no existían. Con lo que eso conlleva: las cosas que no se nombran son difíciles de entender. Pobres, nuestras madres, nuestras abuelas, que no sabían lo que les pasaba.
  • La competencia es muy dura
    Una de las principales dificultades para las mujeres emprendedoras es conseguir crédito. Solo el 5% del capital riesgo está en manos de mujeres porque los inversores todavía no confían en nosotras, según destacó Anne Ravanona. Y eso es extensible a otros ámbitos, como por ejemplo el deporte. La jugadora de básquet Amaya Valdemoro nos contó que siempre, siempre, siempre la comparan con Pau Gasol. Como si ella por sí sola no hubiera ganado suficientes medallas. Pero lo que es peor: ella no tiene el mismo sueldo, ni entrena en los mejores sitios, ni le salen los sponsors por las orejas. Pero no importa: porque ha demostrado que a pesar de todo ella y todas valemos mucho.

La lista es extensa. Podríamos contar muchas más hechos que demuestran que el mundo sigue construido por y para hombres. Por eso es tan importante que sigamos luchando para equilibrar la balanza.

Mientras, os invito a ver las charlas que próximamente la organización del evento colgará en su web: Tedx Barcelona Women, ¡y disfrutéis como lo hice yo!


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Laura Hurtado y Eva Moure, periodistas de Oxfam Intermón