Viviendas destrozadas, más de 3.300 víctimas y miles de personas atrapadas y heridas en Nepal. Se trata del peor terremoto que ha asolado la región del Himalaya en los últimos 80 años, de magnitud 7.9 en la escala Richter. El Gobierno ha declarado el estado de emergencia en las zonas afectadas y ha hecho un llamamiento a la comunidad internacional para que envíe ayuda humanitaria.
La magnitud de la tragedia
Las catástrofes naturales son difíciles de prever, suponen un golpe y colapso muy fuerte para cualquier país y una verdadera tragedia para una zona como el Nepal, con unas infraestructuras débiles y altos niveles de pobreza. Shaheen Chughtai, Responsable Humanitario y de Campañas de Oxfam India, asegura que lo que ha ocurrido en Katmandú era un desastre anunciado: “Katmandú era fundamentalmente débil por algo más que su violenta geología. Más de un millón de personas viven allí hacinadas. La mitad de los 28 millones de habitantes de Nepal no tiene acceso a saneamiento y vive por debajo del umbral de la pobreza, una de cada tres personas en condiciones de pobreza severa. Todo eso ya era así antes de este último terremoto. La capacidad de las personas para hacer frente a un desastre de esta magnitud está bastante limitada por la falta de infraestructuras, económicas y sociales, que países más ricos dan por sentado. Miles de nepalís van a necesitar mucha ayuda”.
Ayuda urgente
Los equipos de rescate continúan su trabajo en una desesperada búsqueda de sobrevivientes entre los escombros. “El número de muertos sigue aumentando. Miles de personas se están agrupando en espacios abiertos y tienen miedo porque ya ha habido varias réplicas”, explica Cecilia Keizer, directora de Oxfam en Nepal. La propia Cecilia era obligada a abandonar una entrevista por una de las terribles réplicas del terremoto.
De los 16 campamentos que ha establecido el Gobierno en el Valle de Katmandú, nueve están en Katmandú, cuatro en Lalitpur y tres en Bhaktapur. La gran prioridad es asegurar que la gente afectada reciba la ayuda humanitaria adecuada y que se eviten desastres secundarios, asegurando el acceso al agua potable, previniendo enfermedades y reduciendo el riesgo de epidemias. “Las necesidades urgentes en la zona son cobijo, alimentación y, en los próximos días, y proporcionar agua potable”, explica el director general de Oxfam, Chema Vera.
Oxfam Intermón tiene un equipo estable en Katmandú y tiene listo un cargamento con suministros de agua y saneamiento que salió ayer por la tarde de los almacenes de logística en Igualada (Barcelona) y que llegará hoy a Madrid para ser enviado a Nepal en primer vuelo fletado por la AECID a principios de esta semana. Proporcionar ayuda es extremadamente difícil “el aeropuerto ha estado cerrado, las carreteras y puentes dañados, y hay toneladas de escombros bloqueando las calles y callejones de Katmandú”, explica Chunghtai.
“Las tuberías de suministro de agua, las subestaciones generadoras de electricidad, los puentes y plantas de tratamiento… todas estas cosas están afectadas, y los alimentos, el agua, el combustible y las medicinas escasearán en breve”, añade.
Material listo para salir desde el almacén de Oxfam Intermón en Igualada hacia Nepal © Pablo Tosco / Oxfam Intermón
Si quieres formar parte de esta ayuda que está proporcionando Oxfam Intermón, envía la palabra AYUDA al 28018 o haz un donativo. Estarás ayudando a salvar vidas.
Una de las regiones con mayor actividad tectónica de la Tierra
El epicentro del terremoto ha tenido lugar en la zona más poblada de Nepal, Katmandú, una de las regiones con mayor actividad tectónica de la Tierra. En el último siglo se han producido en esta zona tres terremotos de magnitudes entre 7.8 y 8.5. Hace 81 años murieron 8.500 personas en el último gran terremoto en la ciudad. Aproximadamente 30,000 personas se encuentran en campos de refugiados abiertos sin querer volver a sus casas por miedo a las réplicas, pasando la noche en la intemperie.
Hasta ahora, los recuentos de víctimas se refieren únicamente al Valle de Katmandú. “Me temo que, desgraciadamente, esto es solo el comienzo”, lamenta Cecilia Keizer, directora de Oxfam en Nepal.