La naturaleza de la mayoría de las empresas es obtener beneficios, de eso no nos cabe duda. Sin embargo, en muchos casos vemos cómo la lógica del negocio no está reñida con la implementación de medidas solidarias. ¿Por qué las empresas no se comprometen más con la sociedad? ¿Acaso creen que si lo hacen disminuirá su rentabilidad?

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Empresas más solidarias

Cada vez son más las empresas que adoptan una actitud socialmente responsable no solo de forma interna (con sus trabajadores, sus proveedores y sus clientes) pero también en su relación con la sociedad. Y es que no son pocas las empresas que han emprendido campañas de colaboración con causas solidarias. Es el caso del perfume H2O de la empresa Tous, cuyos beneficios se destinan a la ONG Oxfam Intermón o el compromiso que Ausonia ha adquirido desde hace años en la lucha contra el cáncer de mama. Otro buen ejemplo es la empresa DHL, que cuenta con programas para reducir su impacto medioambiental o hacer envíos gratis a países donde han sucedido catástrofes. Los empleados no están obligados a participar en estos proyectos altruistas; los que quieran se ofrecen voluntarios y colaboran fuera de su horario laboral.

La opinión pública y nuestros pequeños gestos como consumidores premiando aquellas empresas que adopten una actitud socialmente responsable, pueden ser una buena medida de presión para que las empresas vayan integrando un enfoque más solidario en sus prácticas.

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Ejemplos de empresas comprometidas con la sociedad

No hace falta irse muy lejos, seguro que encuentras ejemplos de empresas responsables en tu localidad. Desde aquí te mostramos algunas empresas españolas solidarias de verdad que han demostrado su rentabilidad año tras año:

  • La Fageda: probablemente sea el ejemplo más conocido y mencionado. Se trata de una fábrica de yogures y lácteos que integra a personas con discapacidad intelectual o enfermedad mental de la comarca de La Garrotxa (Cataluña). El 46% de la plantilla reúne estas características, con lo que gracias a esta labor, se ha reducido el paro a prácticamente el 0% en este colectivo en la comarca. Su modelo está totalmente orientado a la vertiente social. Para la compañía no existen los discapacitados, sino gente con distintas capacidades. Reinvierten continuamente sus beneficios y controlan su política salarial, de manera que el sueldo más alto es solo 6 veces mayor que el más bajo. Llevan abiertos desde el año 1982 y te podemos garantizar que sus yogures están buenísimos.
  • Gran Vallés asistencial: empresa que combina la asistencia sanitaria a personas dependientes con la inclusión laboral de colectivos desfavorecidos, en este caso mujeres mayores inmigrantes de 50 años con poca formación académica. Lo que hace Gran Vallés desde el año 2007 es una labor de asesoramiento, selección y seguimiento de auxiliares de ayuda a domicilio. Consiguen que las auxiliares estén siempre contratadas (han facilitado empleo a más de 400 personas y apoyo a 1.400) y por otro lado la persona dependiente tiene las garantías de que el servicio será de calidad. Un trato en que ambas partes ganan. El modelo de negocio consiste en el pago de una cuota mensual a Gran Vallés cuya cuantía varía en función del tipo de servicio contratado.
  • Txita: desde 2006, esta empresa donostiarra ha realizado ya 21.000 expediciones de paquetería en triciclo, ahorrando a la ciudad 13 toneladas en emisiones de CO2. Su labor mejora la sostenibilidad de las ciudades, en este caso San Sebastián, y las convierte en mejores lugares para vivir. Han asesorado ya a 8 nuevas empresas que quieren replicar el modelo en sus ciudades.

Los tres ejemplos que hemos visto son ideales para demostrar que las acciones de estas empresas tienen un efecto real e inmediato en la sociedad, ya que fueron especialmente concebidas para ello desde el momento en que se pusieron en marcha. Sin embargo, cualquier empresa tiene la capacidad, si quiere, de aportar su granito de arena mediante su actividad: colaborando en proyectos concretos, comprando en tiendas de Comercio Justo aquellos productos que necesita, o implicando a sus trabajadores en iniciativas organizadas por una ONG con la cual comparta valores y la consciencia de trabajar juntos por un mundo mejor.

La responsabilidad social en el día a día

Por suerte, muchas organizaciones están incorporando en sus prácticas habituales valores relacionados con la responsabilidad social y el respeto medioambiental. ¿Existen en tu compañía políticas de sostenibilidad energética? Iniciativas como poner una caja para el reciclado al lado de la fotocopiadora y un cartel al salir para no olvidar apagar las luces son muy comunes. ¿Se llevan a cabo campañas para el ahorro de agua? También son bastante populares en muchas empresas españolas y suponen un grano de arena que suma mucho al final de todo un año. 

Otras acciones que también puedes ver a tu alrededor son las relacionadas con la conciliación de la vida familiar y laboral. Horarios más flexibles y teletrabajo son medidas que empiezan también a ponerse en práctica. Se han comprobado ya sus efectos positivos, que impactan directamente en la motivación y en la productividad. También las relacionadas con extender la solidaridad a la cadena de proveedores, contratando aquellos más cercanos para revitalizar las economías locales y favoreciendo a los que se muestran más solidarios y sostenibles.

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