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Estamos viviendo un momento en el que los indicadores macroeconómicos muestran una recuperación y crecimiento en el país, pero la realidad es que esta mejora no llega a todas las casas. El día a día de muchas personas en España sigue marcado por profundas desigualdades: son miles las personas que se ven obligadas a hacer sacrificios en aspectos esenciales como la alimentación, la salud, la educación o las actividades de ocio, viviendo mes a mes y sin posibilidad de ahorrar.
Y así lo corroboran los datos. Hemos hecho una encuesta sobre desigualdad a más de 4.000 personas para ver cómo estas entran en sus hogares y los resultados son claros: muestra realidades que no siempre se reflejan en las cifras oficiales macroeconómicas. Este estudio nos ofrece una visión aterrizada de cómo la desigualdad sigue siendo una herida abierta en nuestra sociedad.

Foto: Luis Soto / Oxfam Intermón
Desigualdad en España: una realidad persistente
A pesar de que el FMI señala a España como la gran economía avanzada que más crece por segundo año consecutivo, el 78,8% de las personas encuestadas señala que todavía hay muchas desigualdades en nuestro país, y no solo en el ámbito económico. Aun así, seis de cada diez creen que se puede terminar con esta desigualdad social. Pero no se quedan aquí: también ven cómo solucionarlo, como más adelante veremos.
Otro aspecto a destacar es que la confianza en que todas las personas tengamos las mismas oportunidades está disminuyendo, ya que un 52% de las personas opinan que el origen social o étnico determina esa posibilidad.
La brecha entre quienes más tienen y quienes menos sigue siendo la más visible, con una puntuación de 7,9 sobre 10. No obstante, también destacan otras formas de desigualdad, como:
- La que existe entre las personas en situación administrativa irregular y el resto de la población.
- Las brechas que se dan entre barrios dentro de las grandes ciudades.
La percepción de bienestar económico y laboral sigue sin remontar. Casi tres de cada diez personas afirman que sus ingresos no alcanzan para llevar una vida digna. Esta sensación es especialmente intensa entre quienes enfrentan desigualdades de género o raciales. Además, el 37,5% de la población encuestada afirma necesitar un segundo empleo para alcanzar una vida digna, pero por varias circunstancias no pueden tenerlo, alimentando así el pez que se muerde la cola.
A pesar de ello, la vivienda se ha convertido en la fuente de desigualdad que más identifica la ciudadanía en 2025, superando ya a la economía y afectando directamente al 45% de la población encuestada, 68% si incluimos sus familiares y entorno.
Desigualdad de género y otros tipos de desigualdades
La desigualdad de género es una de las más persistentes y visibles. Las mujeres perciben mayores desigualdades en todos los ámbitos que hemos analizado, especialmente en la violencia de género y la discriminación por motivos de origen, raza, identidad u orientación sexual.
Además, las mujeres se ven más afectadas por no tener ingresos suficientes para llevar una vida digna, por la insatisfacción laboral y por la necesidad de un segundo empleo por motivos económicos. En consecuencia:
- Realizan más renuncias en ámbitos como la salud o el ocio.
- Disponen de menor capacidad de ahorro.
- Se ven más afectadas por la crisis habitacional.

Luis Soto / Oxfam Intermón
Desigualdad en la salud
La salud es otro ámbito donde las desigualdades se hacen evidentes. Aunque la mayoría de las personas valora positivamente su salud física y mental, quienes no llegan a fin de mes presentan una percepción mucho peor. Las renuncias en materia de salud por razones económicas son significativas, especialmente en:
- Odontología
- Salud mental
- Fisioterapia
Propuestas para una sociedad más igualitaria
Frente a este diagnóstico, hay una buena noticia: el 60% de la población en España cree que las desigualdades pueden revertirse, y han dicho cómo. Garantizar el acceso a una vivienda digna aparece como la medida prioritaria a la que hacer frente, y una de las dos medidas más útiles para acabar con la desigualdad, junto con elevar los ingresos y fomentar el acceso a empleos de calidad.
Les siguen otras prioridades fundamentales:
- El acceso a una sanidad pública.
- El acceso a una educación pública y de calidad.
Estos pilares siguen siendo reconocidos como esenciales para reducir las brechas y construir una sociedad más justa y equitativa.