Mmm… ¡chocolate! Qué delicia para el paladar, ¿verdad? Tanto si eres muy fan de este producto como si solo te gusta comerlo en ocasiones muy especiales, hoy te proponemos una dulce combinación que enloquecerá a todas y todos por igual: brochetas de frutas con chocolate de Comercio Justo.
A veces pensamos que para que un postre esté muy rico tiene que estar muy elaborado. Sin embargo, podemos cocinar un sabroso complemento para nuestras comidas o cenas empleando tan pocos ingredientes como chocolate y frutas frescas o desecadas al gusto.
Utilizando chocolate de Comercio Justo, además, nos aseguramos de que las personas que cultivan el cacao han trabajado bajo condiciones justas. Un postre no sólo saludable, sino también solidario.
Brochetas de frutas con chocolate
Para hacer este delicioso postre de chocolate necesitaremos derretir el chocolate al baño maría, colocando una olla con agua al calor. Mientras ésta va tomando temperatura, sin que llegue a hervir, empieza a rallar las tabletas de chocolate (o cortándolo en cuadrados pequeños) en una olla más pequeña que la primera. Con unas dos tabletas de chocolate bastará para 6 personas.
Cuando tengas el chocolate rallado coloca la olla que lo contiene dentro de la olla más grande para ir derritiendo el chocolate a baño maría, sin dejar que el agua llegue a hervir. Al estar rallado, el chocolate se derretirá rápidamente, aunque puedes ir revolviendo para adelantar el proceso.
Hecho esto, y ayudándonos con un palito de brocheta, introduciremos una a una dentro del bol cada pieza de fruta, procurando impregnarlas bien con chocolate para después colocarlas sobre un recipiente apto para introducir en el congelador, donde antes habremos colocado una lámina de papel encerado.
Una vez tengamos listas todas las brochetas, taparemos el recipiente y lo introduciremos en el congelador para esperar a que el chocolate se enfríe. ¡Ahora ya tienes tus brochetas de frutas con chocolate! Lo mejor es que puedes emplear cualquier variedad, desde fresas a uvas, pasando por trozos de plátano. Y que puedes incluso combinar chocolate negro con chocolate blanco o darle un toque final sorprendente, rallando, por ejemplo, coco, o picando frutos secos en un bol y espolvoreando las brochetas de fruta bañada con chocolate. ¡Crea tu propia composición!
Cacao, mujer y discriminación
Hay muchos chocolates en el mercado que nos permitirán disfrutar de este postre, pero no todos nos permitirán acabar con la discriminación que sufren las mujeres dentro de la cadena de producción del cacao.
Y es que hay chocolates elaborados con cacao de Comercio Justo que no solo nos alimentan, sino que también ayudan a luchar contra la desigualdad. ¡Descubre cómo!
Oxfam Intermón nos señala que, aún hoy, las mujeres que cultivan el cacao sufren un trato injusto al perpetrarse una discriminación de género a través de prácticas como estas:
- Las mujeres productoras de cacao perciben salarios inferiores a los hombres, y en las plantaciones ellas sólo pueden acceder a los puestos de trabajo con peor retribución.
- Hay países, como Costa de Marfil, donde se considera que la mujer no está capacitada para trabajar dentro de la cadena de producción del cacao porque es un “trabajo de hombres”.
- Muchas de las mujeres que trabajan en los campos de cacao o en las plantas de procesamiento se ven sometidas a condiciones muy duras como trabajar sin contrato y percibiendo un salario de 5 euros diarios.
- Se las mantiene en puestos dentro de la cadena de suministro, negándoles la oportunidad de acceder a un mejor estatus u oportunidades laborales.
- Las agricultoras de cacao tienen un menor acceso a la tierra, los créditos, o la capacitación que los agricultores varones.
¿Por qué nos gustará tanto el chocolate? ¿Será por su sabor? ¿Por su textura única? ¿Por los recuerdos que nos trae? Cada uno tiene su motivo. Lo que nosotros tenemos muy claro es que somos adictos al chocolate de Comercio Justo porque está elaborado con un cacao que no discrimina a la mujer.
Y tú, ¿también te endulzas con un ingrediente que lucha por la equidad de la mujer? ¡Recuerda la fórmula: chocolate de Comercio Justo = sabor + igualdad + sostenibilidad!