Además de comer sano, también queremos comer con gusto. Y saber que lo que comemos no perjudica, ni a nosotros ni a los demás, aporta un plus de sabor incomparable a la comida: el sabor de la solidaridad.
Un sabor que desgraciadamente no está presente en todos los productos que están a nuestro alcance. Pero, ¿cómo asegurarnos de que el dinero que nos gastamos en productos en nuestro día a día no perjudica a nadie, sino que beneficia a las personas involucradas en su producción? Los productos de Comercio Justo, alimentos cercanos y al alcance de todos que podemos encontrar tanto en tiendas solidarias como en la mayoría de los comercios habituales, poseen este valor añadido de solidaridad. ¿Cómo los puedes distinguir entre los demás? ¿Qué secretos guardan para poseer ese sabor tan especial?
Productos de Comercio Justo, ingredientes con un sabor mágico que cambia vidas
Cómo reconocerlos
Los productos procedentes de las redes de Comercio Justo pueden cubrir cualquiera de tus necesidades diarias: puedes encontrar desde alimentos de todo tipo, hasta ropa y complementos, cosméticos y artículos de belleza, enseres para el hogar, elementos decorativos, material escolar...
Para reconocerlos, basta con que te fijes en el sello que garantiza su procedencia y los identifica: el sello Fairtrade, emitido por la Fairtrade Labelling Organizations International, la organización que coordina a nivel internacional la certificación de productos de Comercio Justo.
Dónde encontrarlos
Los puedes encontrar en la tienda online gestionada por la ONG Oxfam Intermón o cualquiera de las demás organizaciones integrantes de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo, así como en muchas de las tiendas y los comercios a los que acudimos para realizar nuestras compras diarias. Hoy, los productos de comercio justo, sobre todo alimentos, están presentes en 8 de las 10 principales cadenas de supermercados, compartiendo estantes con otros productos de similar composición pero que sin duda no cuentan con el ingrediente mágico que cambia vidas: la solidaridad.
Nos referimos a chocolates y cafés procedentes de cooperativas peruanas como la de El Naranjillo, que beneficia a más de 3.000 familias campesinas desarrollando proyectos sostenibles y enriqueciendo la economía local (con casi 40 años de trabajo solidario a sus espaldas), o infusiones de té y plantas aromáticas cultivadas mediante técnicas de agricultura ecológica en Sudáfrica, Egipto o Sri Lanka y comercializadas por pequeñas cooperativas locales que gestionan ellas mismas sus propios recursos.
¿Y qué hay detrás de este componente solidario? Pues nada más que los 10 puntos que rigen los estándares de los productos de Comercio Justo. Pongamos el ejemplo del café Tierra Madre, cultivado y producido en Nicaragua por la cooperativa Aldea Global (que podemos adquirir en tiendas físicas o online):
- Crea oportunidades para las mujeres productoras de café, ya que constituye su medio de vida, y lo hace de forma económicamente viable y sostenible en el tiempo.
- Apuesta por la transparencia, ya que tanto las cuentas del proyecto Aldea Global, sus beneficios, los nombres y las caras de las beneficiarias y de las personas responsables de su desarrollo y coordinación son conocidas y difundidas públicamente.
- Establece relaciones comerciales justas que promuevan el respeto y la protección de los derechos de las personas, las culturas y las identidades tradicionales, uno de los estándares del comercio justo, se concreta en el café Tierra Madre con el empleo de métodos y técnicas tradicionales de cultivo, usando medios al alcance de la población local, alejados de los que promueven una explotación masiva e indiscriminada de los recursos.
- Vela por el respeto al medio ambiente: las técnicas empleadas en el cultivo y la producción del café Tierra Madre, como el resto de los productos de comercio justo, son absolutamente respetuosas con el entorno natural y ecológicamente sostenibles.
- Hace que los niños y las niñas sean precisamente eso: niños y niñas. En la cooperativa nicaragüense está absolutamente prohibido el trabajo infantil, muchas veces utilizado como complemento de ayuda a una economía familiar insuficiente. El respeto absoluto a los derechos de la infancia, y la lucha contra la explotación laboral e infantil son prioritarios para la cooperativa Aldea Global.
- Retribuye justamente el trabajo de las productoras de Tierra Madre. Esto es más que una cuestión de justicia: con ello se facilita una fuente de recursos que permite a las mujeres ser autosuficientes, y a sus hijos e hijas dedicarse a lo que mejor saben hacer: jugar y educarse, disfrutando de sus derechos plenamente garantizados.
- Fortalece el compromiso con la igualdad de género. Este es otro de los puntos más destacables del proyecto: en el mundo rural nicaragüense, como en tantos otros lugares, la propiedad de la tierra recae mayoritariamente sobre los hombres. Las mujeres del proyecto Aldea Global, en cambio, son propietarias de la tierra que cultivan, una condición necesaria para formar parte de la cooperativa y que permite, además, devolver la propiedad de las tierras a las manos de la población rural, salvaguardándolas de las grandes compañías cafeteras.
- Potencia el establecimiento de condiciones laborales saludables para las mujeres de la cooperativa, procurando su máximo bienestar y el de sus familias.
- Vela por el desarrollo formativo y las capacidades de las personas productoras y las de sus familias, facilitándoles el acceso a recursos formativos que de otro modo tendrían vetado.
- Impulsa las redes de Comercio Justo: comprando café Tierra Madre estamos aportando nuestro granito de arena al crecimiento y el desarrollo de las prácticas de Comercio Justo.
El sabor único de la solidaridad se degusta multiplicado por 10 con los productos de Comercio Justo. Piensa en ello cada vez que te hagas un café, degustes tu capricho diario de chocolate o saborees tus recetas elaboradas con ingredientes solidarios. Cierra los ojos y déjate llevar por las sensaciones que te inunden, emociones únicas y, en este caso, repetibles tantas veces como desees.