Nuestra responsabilidad social va más allá de nuestras acciones individuales. Todo lo que hacemos repercute, de un modo u otro, en la vida de los demás. Así entendemos nuestra propia responsabilidad social, un tipo de responsabilidad que nos vincula con el mundo a título individual.

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Cuando nos asociamos para compartir intereses, afrontar retos y cubrir necesidades, lo hacemos bajo paraguas de distintos tipos y colores: empresas, organizaciones, entidades, instituciones... Ello aumenta la potencia de nuestras acciones, dando lugar a distintos tipos de responsabilidad social que, de un modo u otro, nos conciernen.

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Los 3 tipos de responsabilidad social

1. Responsabilidad social individual

Nuestros actos individuales, que llevamos a cabo como madres y padres, hijos e hijas, miembros de una comunidad de vecinos, integrantes de un equipo de trabajo, usuarios de determinados servicios o como consumidores... tienen repercusiones sobre las otras personas y nuestro entorno.

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Por ello, cuando te preguntas, ¿qué puedo hacer yo para mejorar la vida de los demás?, o ¿cómo puedo contribuir a hacer más sostenible nuestro mundo?, muchas veces la respuesta no se halla lejos de lo cotidiano.

En nuestro día a día, en todo lo que hacemos podemos encontrar soluciones prácticas y sencillas para ser más responsables con lo que nos rodea.

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¿Quieres algunas ideas?

Todas son medidas de muy bajo coste, que no cuestan grandes esfuerzos ni requieren mucho tiempo, pero que sin duda tienen efectos de una gran repercusión. ¿Te animas a ponerlas en práctica?

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Recuerda que una pequeña acción, por simple que parezca, puede tener consecuencias más grandes e ir mucho más allá de lo que podríamos imaginar.

Incluso podemos aumentar su potencia con gestos que no nos tomarán más de 5 minutos al día. ¿Quieres empezar? Prueba con estas propuestas tan beneficiosas para tu salud y el medio ambiente:

  • Utiliza la bicicleta para ir al trabajo.

  • Disfruta de un buen café de Comercio Justo.

  • Dedica un pequeño espacio de tu balcón a cultivar un huerto urbano y ecológico.

¿Nos permites un pequeño consejo? Destina unos minutos a compartir con tus amistades tus pequeños logros (las redes sociales son un recurso espléndido para ello) multiplicará exponencialmente las consecuencias positivas de nuestros actos: ¡siempre habrá alguien que siga nuestro ejemplo!

2. Responsabilidad social empresarial

Las actividades productivas y comerciales de las empresas repercuten sobre el conjunto de la ciudadanía y el entorno de un modo mucho más amplio y profundo que las acciones individuales.

La responsabilidad social empresarial, también conocida por sus siglas (RSE), es un aspecto que cada día tienen más en cuenta sus clientes y usuarios, conscientes de que la productividad, la reducción de costes y la obtención de beneficios no pueden justificar de modo alguno la explotación, la violación de los derechos fundamentales de las personas o la degradación del medio ambiente.

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Conoce algunas iniciativas que son ejemplo de este tipo de responsabilidad:

  • Las redes de productos de Comercio Justo.

  • Los bancos éticos como Triodos Bank u Oiko Credit, plenamente conscientes de la responsabilidad social de las empresas y el comercio, están transformando poco a poco los criterios de desigualdad por los que se tradicionalmente se han regido algunos sectores considerados estratégicos (como la banca y las altas finanzas), apoyando económicamente proyectos ecológicamente sostenibles y de interés público, de tipo cultural, educativo y, por supuesto, también comercial siempre que se lleven a cabo de acuerdo con principios éticos.

  • La Cooperativa La Fageda, de Olot (Girona), tiene un fuerte compromiso social. Se trata de un proyecto sin ánimo de lucro que trabaja para integrar en el mundo laboral a personas con discapacidad, elaborando productos lácteos de alta calidad que se venden en los circuitos comerciales más habituales.

Puedes encontrar otros ejemplos de empresas españolas en el post "5 ejemplos de empresas que practican la responsabilidad social".

No podemos olvidar que, hasta cierto punto, toda la ciudadanía participa de la acción de las empresas compartiendo su responsabilidad por ellas, por ejemplo, cuando consume sus productos o contrata sus servicios.

En Internet encontrarás muchísima información sobre la responsabilidad social de las empresas. Te ofrecemos dos ejemplos de ello:

  • Behind the Brands  es una campaña emprendida por Oxfam Intermón.  En su web puedes ampliar información sobre lo que hay detrás de algunas de las grandes marcas comerciales, para que decidas informada y libremente a cuáles merece la pena apoyar.

  • Ropa Limpia, es una web donde se analizan los niveles de responsabilidad social de las principales marcas y empresas textiles.

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3. Responsabilidad social pública o gubernamental

La responsabilidad social es algo que todos y todas compartimos. Sin embargo, la responsabilidad social pública o gubernamental es aquella que tienen las instituciones y las administraciones encargadas de diseñar y ejecutar políticas públicas.

Las acciones de estos organismos, que se concretan en leyes, decretos, regulaciones... tienen una gran repercusión, y muy directa, sobre el entorno natural y social de su jurisdicción.

El doble ámbito de la responsabilidad social de organismos públicos

La responsabilidad social de las entidades gubernamentales no es únicamente externa, es decir, regulando las actividades de individuos y organizaciones, empresas, etc., que quedan bajo su paraguas administrativo.

También su responsabilidad se juega en el ámbito interno, en la misma gestión de su actividad, en la consideración del personal que forma parte de ellas y de las actividades que se realizan en su seno.

Por ejemplo, una administración pública dedicada a regular el impacto ambiental de las empresas, tiene la responsabilidad de ser coherente y aplicarse a sí misma estas regulaciones siendo ejemplo para toda la ciudadanía.

No podemos olvidar que las administraciones públicas y las instituciones nos representan y que, por lo tanto, en cierta medida, todas y todos somos responsables de sus acciones. Exigir que sean ejemplares, pues, forma parte de nuestras obligaciones como ciudadanos y ciudadanas responsables.

Ahora que ya conoces más a fondo los tres tipos de responsabilidad social, compres cómo la labor de la ciudadanía, de las empresas, y de los organismos públicos, contribuye a construir una sociedad más ética, justa e igualitaria. 

No te quedes atrás, implícate, y trabajemos juntos para lograrlo.

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