¿Somos plenamente conscientes del impacto de todo lo que hacemos a lo largo del día? Algunos hábitos adquiridos, algunas acciones que realizamos casi mecánicamente o sin darnos cuenta tienen un cierto impacto ambiental que, aunque sea relativamente bajo, multiplicado por los millones de personas que habitamos el planeta sus consecuencias adquieren unas dimensiones verdaderamente enormes.

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Es difícil enumerar todas y cada una de las acciones cotidianas que llevamos a cabo todos los días y que pueden tener un mayor impacto medio ambiental: cada casa es un mundo y los hábitos de cada cual muy distintos entre sí.

No obstante, sí que podemos elegir 5 de las acciones más comunes para ilustrar cómo contaminamos el medio ambiente sin darnos cuenta y, de esta manera, concienciarnos sobre las consecuencias de nuestros propios actos.

Este es el primer paso para tomar medidas que contribuyan a mejorar el mundo que compartimos, medidas que en algunos casos pueden parecer insignificantes pero que, en la práctica y sin un gran esfuerzo por nuestra parte, mejoran sustancialmente un entorno entorno natural que bien merece ser objeto de todas las atenciones posibles.

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Cinco ejemplos de cómo contaminamos el medio ambiente

Lo dicho: te invitamos a repasar 5 ejemplos de acciones cotidianas que perjudican el medioambiente, así como sus respectivas medidas para prevenirlas. Toma nota de ello:

1. Envoltorios y embalajes

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Cada vez más gente está concienciada con la importancia del reciclaje. Sin embargo, aún queda mucho trecho por recorrer, y a veces nos cuesta saber cómo reciclar adecuadamente algunos productos como medicamentos, bombillas, móviles, plásticos... incluso reciclando, ¡también contaminamos!

  • Medidael mejor reciclaje es el que no debe realizarse. Por eso, cuando compres, procura adquirir productos a granel (siempre que te sea posible), o con envases respetuosos con el medio ambientereduce el volumen de residuos que generas, y asegúrate de que todos los miembros de tu familia saben cómo reciclar correctamente. En caso de duda, puedes consultar algunas páginas con información útil al respecto, como Ecoembes.

2. Comer melones y sandías en invierno, o naranjas en verano...

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En relación con lo anterior, podemos añadir que el consumo de determinados productos en lugar de otros daña en mayor medida el medio ambiente. Por ejemplo en alimentación, que representa una buena parte de nuestro consumo diario, las frutas y verduras fuera de temporada (producidas en invernaderos, o provenientes de lugares muy lejanos obtenidas y transportadas sin garantías ecológicas), los alimentos genéticamente modificados o el abuso de carne y pescado son algunos de los malos hábitos que muestran cómo contaminamos el medio ambiente sin darnos cuenta, y que podemos corregir de un modo sencillo y sin esfuerzo.

  • Medida: puedes ser más responsable con tu consumo diario consumiendo productos de proximidad, adquiriéndolos directamente de los productores o en alianza con otros consumidores: las cooperativas de consumo son una opción cómoda, sencilla y respetuosa con el medio ambiente. También puedes comprar en tiendas de comercio justo, donde garantizan la procedencia de todos sus productos, elaborados teniendo en cuenta el respeto al medio ambiente y la dignidad de las personas que los producen. 

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3. Esperando el agua caliente en la ducha

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El agua es un recurso natural tan necesario como limitado. Se estima que en España, por persona y día, consumimos unos 150 litros de agua (según datos del INE para 2013). Una ducha de 15 minutos, por ejemplo, representa un consumo de más de 60 litros, o un lavado de manos, vajilla... de 1 minuto, requiere casi 4 litros de agua. 

  • Medida: además de cerrar el grifo mientras nos enjabonamos o nos cepillamos los dientes, en la ducha, podemos ahorrar entre 5 y 10 litros de agua si, por ejemplo, mientras esperamos que salga agua caliente, aprovechamos el resto de agua fría para llenar el cubo de fregar los suelos o la regadera si tenemos plantas en casa.

4. Usar bombillas incandescentes

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No es solo una preocupación ambiental la que nos ha de llevar a tener más en cuenta el consumo de luz en nuestro hogar. La constante subida del precio de la electricidad ya es motivo por sí mismo suficiente para controlar nuestro gasto doméstico, y que en términos ambientales se puede traducir en una reducción de las fuentes de energía sucia (nucleares, térmicas...).

Si además le añadimos que en la mayoría de los hogares todavía se utilizan bombillas incandescentes (las cuales ya no se producen en la UE, siguiendo una normativa medioambiental aprobada en los últimos años), la electricidad extra que consumimos sin darnos cuenta se multiplica exponencialmente.

  • Medida: procurando tener encendidas únicamente las luces necesarias, sustituir las bombillas tradicionales o incandescentes por bombillas de bajo consumo o LEDdesconectar los electrodomésticos que no estemos usando o emplear enchufes con botón de encendido y apagado general puede ahorrarnos hasta un 20% en nuestra factura eléctrica, ¡con los beneficios ambientales que supone este ahorro!

5. Utilizar determinados productos de limpieza

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La mayoría de los productos de limpieza procedentes de la industria están elaborados con productos potencialmente tóxicos, y algunos incluso muy contaminantes. Para evitarlos, lee atentamente la composición de los productos que adquieras o, si te animas, te proponemos que los fabriques en tu propia casa con componentes completamente naturales. A continuación te ofrecemos algunos ejemplos de productos de limpieza completamente biodegradables y caseros, aunque en Internet podrás encontrar mucha más información sobre el tema:

  • Suavizante: además de ser respetuoso con el medio ambiente, el suavizante casero elaborado simplemente con vinagre (medio litro), agua (1 litro) y bicarbonato (un par de cucharadas soperas) te permitirá ahorrar algunos euros, ¡que siempre vienen bien!
  • Limpiador de plata: los productos químicos para limpiar cuberterías u otros objetos de plata suelen ser altamente tóxicos y abrasivos, pero los puedes sustituir por una simple piel de plátano: frotando su cara interior contra los objetos de plata conseguirás limpiarlos y hacerlos brillar como nunca.
  • Restauradores de madera: las masillas para cubrir arañazos y golpes en los muebles de madera se pueden sustituir con nueces sin cáscara: si las frotas sobre los arañazos, verás cómo en pocos minutos desaparecen sin tener que emplear productos abrasivos de ninguna clase.

Otras claves para no contaminar el medioambiente en tu día a día

Además de las medidas que te hemos expuesto en el apartado anterior para combatir aquellas acciones con las que contaminamos el medioambiente sin darnos cuenta, también puedes poner en práctica otros hábitos en tu día a día. Veamos:

  • Reducir tu consumo de bolsas plásticas. No es suficiente que tengas que pagar por ellas en los supermercados y tiendas. La mejor opción es reciclarlas, reutilizarlas o simplemente buscar cestas o bolsas de hechas con otro material.
  • Usa bombillas de bajo consumo en tu casa y en tus espacios cotidianos. Recuerda que producir la electricidad que consumimos es un proceso que deja una huella notoria en los entornos.
  • Construye un huerto urbano en casa y prueba a cultivar tus propias frutas o productos. La idea no es que te conviertas en un productor a gran escala (o al menos no en un principio), pero sí que tengas conciencia de los ciclos naturales, la producción local y el cuidado de los recursos.

Reducir la contaminación del medioambiente, ¿tarea imposible?

Casi cualquier actividad humana tiene repercusiones sobre el medioambiente, con lo cual reducir nuestro impacto ecológico a cero es una tarea imposible.

Otra cosa distinta es intentar minimizarlo en la medida de nuestras posibilidades, tomando consciencia de las consecuencias de nuestros actos y tratando de cambiar aquellos hábitos que, con poco esfuerzo, pueden mejorar notablemente las condiciones de nuestro entorno ambiental inmediato y, en general del planeta.

Ten en cuenta una cosa: aunque las medidas de las que te hemos hablado en este post son cotidianas y por sí mismas no suponen ninguna relevancia, multiplicadas por mil o cientos de miles de veces suponen un efecto positivo de proporciones inimaginables.

Si no lo intentamos a partir de ahora, las próximas generaciones sufrirán los efectos de una mayor contaminación ambiental y los efectos derivados de la misma, por ejemplo mayor pobreza y desigualdad, mayores desplazamientos y peor calidad de vida. ¡No esperes más! Ahora es el mejor momento.

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