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La moda sostenible es una alternativa saludable a la moda convencional, ya que aúna cuidado medioambiental, respeto de los derechos humanos de trabajadores y trabajadoras textiles, y protección de la salud al elaborarse con materiales naturales libres de componentes tóxicos. ¡Todo ello, en un solo producto!
Cada vez somos más los ciudadanos y las ciudadanas que tomamos conciencia de la necesidad de adquirir hábitos que, multiplicados a través de redes sostenibles, tengan un efecto positivo directo en la estabilidad del planeta.
Desde hace unos años, por ejemplo, se habla de la moda sostenible o slow fashion, como una de las alternativas más innovadoras en este sentido, sobre todo si tenemos en cuenta el gran impacto de la industria textil en el medio ambiente y en las sociedades de los países donde se producen la mayoría de las prendas que adquirimos. ¿Quieres saber cómo apostar por esta tendencia? ¡En este post te lo contamos todo!
Precisamente, la moda sostenible es una nueva forma de entender el negocio textil y de hacerlo compatible con la conservación del medio ambiente, el cuidado de los entornos, la justicia social y la reducción de la pobreza en el mundo. En definitiva, se trata de una forma de consumo responsable y sostenible. ¡Pero vayamos más allá!
Moda sostenible: una prenda puede cambiar el mundo
Aunque a primera vista no lo parezca, con un pequeño gesto como comprar una camisa o unos vaqueros podemos contribuir a la conservación y el cuidado del planeta. Cuando adquirimos un producto de la industria textil, en realidad no sólo nos beneficiamos de su uso, sino que también estamos apoyando el conjunto de prácticas necesarias para su diseño, producción y venta. ¿Estás de acuerdo?
La moda sostenible es mucho más que llevar una etiqueta de Be green. En realidad, hablamos de toda una transformación del negocio textil, de sus objetivos y del impacto que genera en los entornos y las sociedades.
Moda sostenible: características y principios
La moda sostenible está ligada al concepto de Comercio Justo. Al promover un nuevo enfoque del negocio textil basado en el respeto por el medio ambiente y el bienestar de las sociedades, genera, a su vez, una nueva forma de consumo moderado, justo, bien retribuido y generador de productos de calidad. ¡Ahí van más detalles!
¿Sabías que las tiendas y las fábricas de ropa de Comercio Justo existen desde la década de los 90, aunque sólo en la última década han tenido una verdadera visibilidad? También han aumentado los comercios de ropa de segunda mano, donde los usuarios adquieren prendas que merecen otra oportunidad.
Dicho esto, repasemos los principios y los valores que justifican la moda sostenible y las prácticas responsables que desde ella se impulsan. ¡Son su razón de ser!
- Conservación y buen uso de los recursos naturales necesarios para la fabricación y el diseño de las prendas
- Empleo de materiales que faciliten el reciclado
- Minimización de productos e insumos auxiliares en la producción
- Prevención de la contaminación en los entornos donde operan las fábricas
- Respeto de los derechos laborales del personal de las empresas y creación de buenas condiciones contractuales
- Impulso del desarrollo social de las regiones o zonas en las que operan los negocios textiles
- Respeto por los Derechos Humanos y transparencia
¿Por qué comprar ropa sostenible?
La respuesta la encontramos en dos artículos publicados en La Vanguardia y en La Gran Época, donde nos alertan de la presencia de sustancias químicas en las prendas infantiles. Vamos a desarrollar esta cuestión empleando como fuente la información que nos facilitan.
¿Sabías que los textiles que usan nuestros hijos e hijas día a día, y que proceden de países como China, podrían contener sustancias tóxicas?
Aunque a muchos de los peques no les afecte una exposición continua a estos tejidos, sí hay niños y niñas que sufren malestares como erupciones cutáneas o reacciones alérgicas debido al uso de estas prendas contaminadas.
¿Cómo es posible que aparezcan componentes tóxicos en la ropa? Las marcas textiles, para ahorrarse costos y aumentar beneficios, externalizan su fabricación a países con políticas más laxas, donde es posible emplear sustancias químicas no seguras en los procesos de tintura o transformación de las prendas.
¿Cuál es el resultado? Los textiles que proceden de estos países utilizan componentes químicos que son potencialmente dañinos. Son los siguientes:
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El plomo
Es usado para teñir y se pueden encontrar pigmentos en prendas de tonos brillantes. La Fundación Mayo para la Educación e Investigación Médica señala que en peques de menos de 6 años, una intoxicación por esta sustancia puede perjudicar de forma importante su desarrollo a nivel físico y mental.
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Los nonilfenoles
Se hallan en los jabones industriales usados para lavar los tejidos. Pueden producir modificaciones hormonales y afectar negativamente a nivel reproductivo y de desarrollo. La Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. indica que los nonilfenoles se almacenan en los tejidos del organismo.
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Los ftalatos
Se conocen como plastificantes y son utilizados para confeccionar plásticos de mayor flexibilidad y durabilidad. Los encontramos en materiales cotidianos como envases de productos de alimentación, cosmética o limpieza, y a nivel textil aparecen en el plastisol, el ingrediente de goma que se usa para confeccionar logotipos o diseños sobre tejido. Son disruptores endocrinos, es decir, que son sustancias que tienen capacidad para modificar el sistema hormonal.
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Los PFC, (perfluorados y productos químicos polifluorados)
Se usan para confeccionar prendas que repelen al agua. Todavía no se conocen todas las consecuencias para la salud del ser humano, pero estudios del Instituto Nacional de Ciencias de Salud Ambiental señalan que afecta a la función endocrina, la inmune, así como al hígado y al páncreas de los animales.
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El formaldehído
En el ámbito textil se emplea para conseguir que las prendas ofrezcan un aspecto planchado y no adquieran moho en el proceso de transporte. El Instituto Nacional del Cáncer señala que una excesiva exposición a esta sustancia puede provocar náuseas, tos, irritar la piel o producir un efecto de ardor en garganta, nariz u ojos.
Greenpeace lleva tiempo alertando de la presencia en los textiles de componentes químicos dañinos para nuestra salud.
La entidad analizó más de 80 prendas infantiles de diversas marcas conocidas, adquiridas en establecimientos de más de 20 países y fabricadas en regiones diferentes. Así comprobaron que todas ellas presentaban sustancias nocivas que podían afectar a la estabilidad hormonal, y que más del 60 % tenían nonilfenol y casi la totalidad contenían ftalatos.
Greenpeace ya ha conseguido que grandes marcas textiles se hayan comprometido a eliminar los componentes tóxicos presentes en sus prendas para 2020.
Ahora que ya sabes que tu ropa puede estar contaminada, ¿te sigues planteando por qué es beneficioso comprar ropa sostenible?
Ahora es tiempo de cambio de armario, y puede que necesites ampliarlo con alguna prenda nueva. ¿Por qué no miras las etiquetas y te aseguras de que en su fabricación no se ha contaminado el entorno, de que está hecho con materiales reciclables o de que da un trabajo digno a sus tejedores y además es de calidad? ¡Únete a la moda sostenible: ventajas para ti, para sus promotores y para nuestro planeta!