En los últimos tiempos hay algunos términos y palabras que suenan mucho, tanto en los medios de comunicación como en nuestras conversaciones diarias. De hecho, en ocasiones se abusa de ellos o, incluso, se emplean mal. Uno de esos términos que oímos constantemente es ‘patriarcado’ o ‘sociedad patriarcal’. ¿Pero sabemos qué es exactamente? ¡Descúbrelo en este post!
¿Qué es una sociedad patriarcal?
El patriarcado es una forma de sociedad en la que el hombre, lo masculino, tiene la supremacía por el simple hecho de serlo. Y relega, de ese modo, a la mujer, a lo femenino, a un segundo plano. Estos dos roles, el de poder y dominación del hombre y el de servicio y sumisión de la mujer, se sostienen y perpetúan gracias al soporte del conjunto de la sociedad: el Estado, la Justicia, las leyes y normas, las costumbres, las creencias, etc.
Por tanto, este tipo de sociedad no solo es claramente discriminatoria con la mitad de su población, sino que está desaprovechando lo que las mujeres pueden aportar a la comunidad, que es mucho más que el cuidado de la familia. Hombres y mujeres deberíamos tener igualdad de oportunidades, sin obviar que somos diferentes. Esto, lejos de ser algo negativo, es profundamente enriquecedor. Si cada género pudiera aportar por igual sus cualidades en todos los ámbitos, construiríamos una sociedad más rica en recursos y con mayor diversidad. ¿Estás de acuerdo?
Con el patriarcado perdemos todos y todas, hombres y mujeres. Las mujeres porque son explotadas y subordinadas: menos oportunidades de prosperar profesionalmente, peores remuneraciones, empleos mayoritariamente dedicados al servicio, etc. Aunque los hombres salen beneficiados de este sistema, también pierden libertad, ya que se espera de ellos una serie de cosas por el solo hecho de ser hombres, y cuando no son capaces de cumplirlas, se les juzga o les lleva a la frustración.
'Patriarcado' y 'machismo' no son sinónimos
Aunque 'patriarcado' y 'machismo' son dos conceptos que tienen mucho en común, no son lo mismo. Como hemos visto, el patriarcado es un sistema integral que comprende los tres poderes del Estado y el conjunto de la sociedad, y que concede unos privilegios al hombre que le no otorga a la mujer.
Sin embargo, el machismo se refiere al comportamiento y actitud de cada persona (sea hombre o mujer) o grupo social que considera a la mujer inferior al hombre. También podemos aplicarlo a cuestiones concretas. Por ejemplo, se puede decir que tal ley o tal sentencia judicial es machista. Del mismo modo, un determinado juez o jueza puede tener una actitud feminista y dictar sentencia en ese sentido. Es decir, dentro de una sociedad patriarcal pueden existir individuos o grupos de personas que son machistas y otros que no lo son.
Cómo luchar contra una sociedad patriarcal
El sistema patriarcal en España está tan intrínsecamente dentro de nuestra sociedad, cultura y educación que una gran mayoría ni siquiera es consciente de que con sus actos y actitudes participan de él. Por lo tanto, lo primero que hace falta para luchar contra el patriarcado es tomar conciencia de que, efectivamente, vivimos en una sociedad patriarcal. Debemos trabajar para que esa toma de conciencia se extienda y cada vez más personas se unan a la lucha contra el patriarcado.
¿Te preguntas qué puedes hacer tú para evitar estas prácticas? Te damos algunas ideas que puedes aplicar desde hoy mismo:
- En el ámbito laboral. Son muchos los ejemplos de desigualdad de género en el trabajo, así que algunas acciones que puedes llevar a cabo son no ser partícipe de acciones discriminatorias, promover que más mujeres participen en los sindicatos, recompensar su trabajo ofreciéndole las mismas condiciones y oportunidades de mejora que los hombres en igualdad de condiciones o no mantener una actitud pasiva ante las situaciones de desigualdad que presencies, sino que debes denunciarlas.
- En el ámbito familiar. No permitir que sean ellas las únicas encargadas de la intendencia de la casa y del cuidado de sus menores y las personas mayores. El reparto de responsabilidades y tareas tiene que ser equitativo. Por ejemplo, valorar que también el hombre puede pedir la reducción de jornada para atender a sus hijos o hijas.
- En el ámbito social. Constantemente participamos de los estereotipos de género. Cuando requerimos un servicio, no solemos ser conscientes de cuántas veces damos por hecho que, si nos atiende una mujer, esta tendrá un hombre por encima de ella. Es decir, si estamos en un hospital, inconscientemente pensamos que las mujeres son las enfermeras. Si queremos presentar una queja en un establecimiento, acudimos al hombre creyendo que él será el gerente.
Estas son solo algunas muestras de los comportamientos que podemos cambiar en nuestro día a día, ¡pero son tantos los que podríamos enumerar! Para luchar contra el patriarcado hacemos falta todos y todas. El camino es largo, pero no dudamos de que llegaremos. ¿Te sumas a la causa?