Nos lo cuentan con demasiada frecuencia en el telediario, pero cada nuevo caso de injusticia social nos sigue estremeciendo, porque lo sentimos nuestro. Puede suceder a miles de kilómetros, pero cuando se vulnera un derecho básico fundamental, una parte de nosotros nos recuerda que todavía quedan muchas batallas por ganar.

Nueva llamada a la acción

Momentos como el actual, en que la crisis económica y sus efectos acentúan las diferencias sociales y dejan al descubierto la realidad más descarnada de miles de personas, son una buena ocasión para repasar algunos referentes en la defensa de los derechos humanos, nombres de personajes importantes que a lo largo de la historia los han defendido, incluso antes de que fueran estipulados por la ONU en su famosa Declaración de 1945 tras otra gran tragedia humana: la Segunda Guerra Mundial.

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La segunda Gran Guerra marcó un antes y un después en la defensa de los derechos humanos, y aunque, como veremos, existen grandes ejemplos de compromiso anteriores a 1945, hoy son muchos los personajes influyentes en política, economía, arte y cultura o incluso en el mundo del deporte que destacan por su defensa de los derechos más fundamentales y la dignidad de las personas.

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© Sam Tarling / Oxfam

Albert Einstein y Simone Weil: la ciencia y la filosofía con los derechos humanos

Albert Einstein nació en Ulm, al sur de Alemania. Su vida, siempre modesta, estuvo llena de tropiezos académicos, algo verdaderamente sorprendente para el que sería probablemente:

  • El cerebro científico más destacado del siglo XX.
  • El padre de la Teoría General de la Relatividad.
  • Uno de los descubridores de la bomba atómica (junto a Robert Oppenheimer).¿

Pero sabías que hay otra faceta por la que ha pasado a la historia?

Su participación en el desarrollo de la bomba atómica empañó una vida marcada por el compromiso con la dignidad de las personas. Ya antes de la Primera Guerra Mundial, Einstein se enroló en el movimiento pacifista  y democrático alemán, y en el periodo de entre guerras formó parte de comités de apoyo a presos pacifistas encarcelados por su activismo, abogó por la unión de las naciones del mundo para acabar con las guerras y la solución militar de los conflictos políticos, y siempre usó su prestigio como científico para actuar en nombre de las personas sin voz ante los gobiernos de los grandes países.

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Albert Einstein

Uno de los últimos actos públicos de su vida consistió, apenas dos días antes de morir (el 16 de abril de 1955), en dar apoyo al manifiesto pacifista impulsado por su gran amigo, matemático y filósofo, Bertrand Russell, un texto que tendría una gran repercusión internacional y que pronto se conocería como el «Manifiesto Russell-Einstein» y en el que se exigía el cese inmediato de la escalada armamentística internacional, y el uso de la ciencia y la tecnología para defender los derechos humanos y mejorar la calidad de vida de la gente.

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Simone Weil nació en París en 1909, se educó en Francia y se licenció en Filosofía a principios de los años 30. Cuando ya impartía clases en un instituto, se interesó por los derechos de las personas trabajadoras y quiso conocer de primera mano qué condiciones laborales se vivían en las fábricas francesas de su tiempo.

Abandonó su puesto de profesora y trabajó de peón en distintos lugares, como las fábricas de Renault y Alstom, ganando experiencia y empatizando con un entorno social desconocido para ella hasta entonces. Esto la marcó profundamente, dedicándose a denunciar los abusos y las violaciones de derechos de los trabajadores, y a luchar (incluso en el frente, junto a los republicanos en España y la resistencia francesa durante la ocupación nazi) contra el fascismo y los totalitarismos.

Tras una breve estancia en el exilio (EE.UU), viajó a Londres para trabajar como periodista y voluntaria del Servicio Civil, ayudando a la población inglesa y publicando escritos siempre en defensa de la paz, la dignidad y la justicia, poniendo todo su prestigio y sus conocimientos al servicio de la gente.

Nelson Mandela: una vida de compromiso con la gente

Este año conmemoramos el primer aniversario de la muerte del líder sudafricano y Premio Nobel de la Paz, Nelson Mandela. Su vida fue un ejemplo de lucha y compromiso por los derechos de las personas, no solo en su país sino en el mundo entero.

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Frase de Nelson Mandela en Museo del Apartheid en Johannesburgo, Sudáfrica © iStock

Encarcelado en 1961, Mandela pasó casi 30 años entre rejas por defender los derechos y las libertades de la población negra de Sudáfrica, oprimida bajo la política racista y segregacionista del apartheid e impuesta por el gobierno del Partido Nacional sudafricano desde 1948 hasta 1990.

Antes de ser condenado a cadena perpetua por delitos de conspiración, Mandela fue un reconocido activista social. Pero su gran fama le llegó tras el arresto y la posterior condena, conviertiéndolo en un símbolo de la lucha por la libertad. Desde la cárcel, Mandela (Madiba, como lo reconocen en su país, muestra de profundo respeto) mantuvo firme su postura y, mediante escritos y cartas, logró que millones de personas conocieran la realidad sudafricana y empatizaran con su causa.

Joseph E. Stiglitz: la economía al servicio de las personas

El ámbito de la economía y las grandes finanzas no suele dar muchos ejemplos de compromiso con los derechos de las personas. Por eso, el caso de Joseph E. Stiglitz es especialmente singular.

Premio Nobel de Economía en 2001, Stiglitz actualmente es profesor e investigador universitario, pero se ha codeado con las altas instancias de los mayores poderes políticos y económicos del planeta. Asesor económico del presidente norteamericano Bill Clinton, también fue vicepresidente del Banco Mundial y secretario del Tesoro de los Estados Unidos.

Stiglitz siempre se ha mostrado crítico y contrario a una economía que no tenga, entre sus principales valores y objetivos:

  • Cubrir las necesidades de las personas
  • Fomentar el desarrollo de las regiones más desfavorecidas

Ha mostrado públicamente y en repetidas ocasiones su total apoyo a iniciativas como el Foro Social Mundial, y su tarea como economista y reputado conferenciante se ha basado en la denuncia de las desigualdades causadas por el neoliberalismo y la globalización económica.

El Dalai Lama: la defensa pacífica de la paz

Dalai Lama es el título que tiene el dirigente de la Administración Central Tibetana y líder del budismo tibetano.

El actual Dalai Lama nació en una familia pobre de origen chino. Cuando todavía no había alcanzado la mayoría de edad, tuvo que huir de China y refugiarse en el Tíbet. Desde el inicio ha apostado por no utilizar la violencia para recuperar la soberanía del Tíbet.

El Dalai Lama actual recibió el Premio Nobel de la Paz en el año 1989 y, gracias a ello, adquirió una fama mundial. Ha viajado por todo el mundo para predicar la paz y expresarse sobre diferentes temas como el medio ambiente y los derechos humanos.

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Martin Luther King: la defensa de los derechos civiles

Nació en Atlanta, Georgia, y fue conocido cuando en 1955, junto con otros activistas defensores de los derechos civiles, protestó por un boicot contra la compañía de transportes Montgomery en Alabama, que exigía que las personas no blancas cedieran sus asientos en el autobús a las blancas.

Durante los años siguientes, Luther King organizó diversas protestas no violentas para poner en evidencia la discriminación racial y la necesidad de protección de los derechos civiles de los afroamericanos.

En Washignton D.C. encabezó una manifestación multitudinaria en la que pronunció el famoso discurso de “Tengo un sueño…”, en el que decía que imaginaba un mundo en el que no hubiera divisiones debidas a las razas. En el año 1964 logró que se promulgara la Ley de Derechos Civiles y recibió el Premio Nobel de la Paz.

 Con todo, no hace falta ser un personaje insigne reconocido a escala mundial para empatizar con el sufrimiento de los demás. Desde nuestro puesto de trabajo, desde nuestro quehacer cotidiano podemos aportar nuestro granito de arena. La última inciativa de cocineros, deportistas, artistas y juristas vascos para promocionar los derechos humanos es un buen ejemplo de cómo, aportando un poco, se pueden conseguir grandes avances en la cultura de la paz y la defensa de la dignidad de las personas.Porque empezando a pequeña escala estaremos cada vez más cerca de conseguir la igualdad de derechos y oportunidades en cada rincón del planeta. Y si tomamos consciencia de nuestro poder, somos imparables.

De norte a sur, de este a oeste, tanto en las periferias como en el centro de las grandes metrópolis mundiales, se alzan voces que denuncian los abusos y defienden los derechos más básicos como un valor fundamental. Modelos para los demás que, como los que hemos visto hoy, nos inspiran con su ejemplo.

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